viernes, 28 de febrero de 2025

A136 RUINA POR LA SUBIDA DE ARANCELES

 

 

 La Correspondencia de España. 18 de abril de 1921 (1)

COMENTANDO

La Real Orden de noviembre del año corriente que elevo sin ton ni son, sin orden ni concierto, abusiva y desconsideradamente, los derechos arancelarios sobre algunos artículos, están arruinando a muchos industriales de buena fe, y al mismo tiempo encarece la vida de modo notorio y excesivo. Partidario decidido de un sistema protector, lo he fundamentado siempre sobre derechos equitativos y racionales; pero siempre he combatido la imposición de derechos arancelarios abusivos. Los repetidos artículo publicados de estas columnas y la intervención de Leopoldo Romeo en el Congreso lo testimonian. Esa Real Orden tendría disculpa si afectase solamente a artículos de fabricación española y que no fuesen primeras materias de otras industrias nacionales; pero no es así. A su debido tiempo lo demostré, y hoy recibo carta de un amigo mío, dueño de una floreciente industria española, de confección de sombrero para señoras y niños, en la cual me da detalles muy interesantes, que merecen ser comentados, para que el público los conozca y vea como se gobierna en España, encareciendo la vida y destrozando de paso industrias que podrían dar fruto y por desgracia son matadas en cuanto florecen.



Se habían establecido en Madrid varias casas que ya competían con el Extranjero en la confección de sombreros para señoras y niños. Sus artículos eran baratos y como fabricaban mucho, daban ocupación a multitud de obreras. Los artículos empleados en la confección de esos sombreros son casi todos extranjeros, pues, según dicen los fabricantes, o no se fabrican en España, o son tan deficientes en aprestos y coloridos, que no pueden ser empleados ni aun para los sombreros de clase más ínfima. La Real Orden a que tantas veces he aludido hace imposible la vida de esas industrias madrileñas y de sus similares de las demás provincias españolas, pues al encarecer los artículos fabricados, se retraen los compradores, y, somo es natural, disminuye el trabajo y, por lo tanto, el número de obreras empleadas. Las cifras siguientes darán una idea de la cuantía de los aumentos

Sedería           de 18 pesetas kilo paga              73

Cinterías         de 18 “                                    73

Plumas           de 30                                    123

Flores             de 12                                     50

Tisús               de 10                                     43

Modelos          de 7                                       30

Con leer esas cifras, ya basta para comprender que esas industrias tan castizamente madrileñas y que dan trabajo a muchos centenares de operarias están amenazadas de muerte. ¿Cómo vender baratos los sombreros de señora y de niños gastando por la clase media, que no puede pagar los sombreros caros mientras duren esas tarifas arancelarias? Milagros, nadie puede hacerlos


Al mismo tiempo que se arruinaba esa industria se favorecía de un modo insolito a las industrias de confección extranjeras, pues lo mismo paga un sombrero de mil francos ya confeccionado que uno de los modelos baratos traídos por los industriales españoles. ¿Cabe en cabeza humana absurdo parecido? ¿Cómo va a vivir esas industrias, a la misma hora en que se cierra la frontera para las primeras materias, se abre de par en par para los artículos ya confeccionados, encareciendo los artículos que compran las clases sociales modestas, sin encarecer proporcionalmente los que compran las clases ricas?

A estos industriales que venden artículos baratos, no les queda el recurso empleado por las sombrereras elegantes, que venden a 600 pesetas sombreros adquiridos en Paris a menos de 200, pues sus parroquianos están acostumbrados a adquirir artículos baratos y en cuanto son elevados los precios, no compran.

Afecta este asunto a casi todo el vecindario madrileño, por ser rara la familia que no compra sombreros para señoras y niños, y como además está amenazada de muerte una industria muy madrileña, que da de comer a muchas centenares de obreras, confío en que señor ministro de Hacienda restablecerá la normalidad arancelaria para esos artículos, medio único de que no perdure la abusiva arbitrariedad, ya que con ello no se perjudica a ninguna otra industria nacional y los derechos son notoriamente prohibicionistas.

JUAN DE ARAGON

 

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

jueves, 27 de febrero de 2025

A135 QUIENES ESTÁN LOCOS SON QUIENES ASÍ GOBIERNAN.

 

La Correspondencia de España, 30 de marzo de 1921 (1)

COMENTANDO

¿Qué habrían dicho de Leopoldo Romeo como autoridad gubernativa si cuando la viruela atacó a millares de habitantes de Madrid, llegando a morir cerca de 200 en un mes, hubiese cogido a los variolosos y bien custodiados los enviara a sus respectivos pueblos? Todos le habrían acusado con razón sobrada de haber difundido el virus por toda España, y de ser responsable de que la Península hubiese sido invadida por la viruela. Pues el revolucionarismo y la viruela se parecen no poco en su virulencia contagiosa, y si aconseja la medicina que en vez de difundir los focos variolosos se concentren para mejor vigilarlos y dominarlos, así también la sociología y el arte de gobernar aconsejan que no sean diseminados los propagandistas revolucionarios.

**

Cada vez que leo que tal o cual gobernador–no aludo en particular-ha echado la red y ha cogido a unos cuantos «peligrosísimos propagandistas y organizadores de la revolución social», me echo a temblar, por tener la seguridad de que a los pocos días leeré que los tales revolucionarios «han sido enviados en conducción ordinaria a sus respectivos pueblos de naturaleza». ¡Algo así como si el Director del Instituto de Alfonso XII fuese recogiendo los perros rabiosos de Madrid y de cuando en cuando enviase una expedición a los pueblos donde no hubiese rabia! ¡Oh, la ciencia nueva de gobernar! Cuando tales cosas leo y luego las palpo en la realidad de la vida social, me pregunto si estoy yo loco o lo están los demás. Y como yo no estoy loco, y aun discurro bien, deduzco que quienes están locos son quienes así gobiernan

**

Vamos a discurrir serenamente cinco minutos. O esos revolucionarios son peligrosos o no lo son. O son organizadores capaces de hacer prosélitos o no lo son. ¿Lo son? Pues más peligrosos serán en donde no los haya o haya pocos que donde haya muchos. Diez variolosos más donde hay cien, no aumentan el foco de infección. Diez variolosos donde no hay ninguno, crean el foco de infección. Las medidas adoptadas para una epidemia, lo mismo la dominan con un número mayor o menor de atacados, si las medidas son adecuadas a la dolencia. En cambio, un solo atacado puede llevar el contagio a una localidad limpia de infección.

Decía antes que o son peligrosos o no lo son, y que si eran peligrosos más lo serán en pueblos pequeños que en pueblos grandes. La razón es sencilla, por ser la convivencia mayor. Por eso hemos visto siempre que en cuanto se instaló en un pueblo un propagandista revolucionario nació al momento una organización revolucionaria, surgiendo como por encanto, pues en las localidades pequeñas es más fácil aún que en las grandes desarrollar el proselitismo, por estar los espíritus más incultos e ineducados y haber más miseria aún que en las ciudades.



El sistema de las evacuaciones no pasa de ser cómodo: pero es desastroso, y a él más que a nada se debe la extensión tan grande alcanzada por la propaganda revolucionaria. La mejor prueba está en la protesta de los pueblos en cuánto surge uno de esos propagandistas, pidiendo a voz en grito que de allí lo expulsen y en paz los dejen.

**

Todavía sería disculpable el sistema si el señalamiento del domicilio forzoso fuese adoptado después de un paternal consejo a título persuasivo; pero, por desgracia no es así. Por regla general es tomada esa medida después de unos días o meses de prisión gubernativa y realizada en conducción ordinaria. Si el expulsado es casado, el conflicto para trasladar la familia es pavoroso, siendo frecuente ver la familia caminar detrás del conducido, casi siempre llegan al respectivo pueblo «vomitando hiel”. Ese hombre. Si era un revolucionario, se hace más revolucionario aún. Y si no lo era lo va haciendo poco a poco el odio. En el pueblo es siempre un propagandista, y raro es un individuo deportado, como ellos dicen, a quien no aureolan en seguida los jornaleros como a mártir de una idea favorable para su causa.

Yo profeso la teoría contraria. No es peligroso que vaya el varioloso donde hay viruela, ni el tífico donde hay tifus, ni el colérico donde hay colera. Uno más o menos, ¿Qué importa? Lo peligroso es lo contrario ¿Qué le importas de Rusia, recibir un par de docenas más de Lenines y de Trotskys? En cambio, no le haría gracia a Europa que le enviasen a cada ciudad unos cuantos, pues en donde caen hay ruido.

**

Es preciso que los gobernantes reflexionen serenamente acerca todo esto. ¿Hay revolucionarios en una ciudad? Pues que sus autoridades los vigilen, preocupándose de todo lo contrario de lo que hoy se preocupan. Hoy se preocupan de echarlos y yo creo que deben preocuparse de que no se muevan. ¡Ya ven los gobernantes de qué modo tan distinto pensamos! Ellos piensan en que el revolucionarismo debe ser sembrado a boleo en todos los campos de España, mezclado además con las semillas de la venganza y del odio. Yo opino que debe ser circunscripto a campos cada día más y mejor vallados, procediendo a un cuidadoso paternal cultivo para que poco a poco vayan desapareciendo las malas plantas y con ellas las malas semillas.

Sé que pierdo el tiempo. Para entenderme hacen falta muchas cosas, y la mayor parte de ellas no caben en cabeza de gobernante. Con que me entiendan los lectores, y ésos sé que me entienden, ya tengo bastante. ¿Verdad, lectores, que Dato viviría si en, vez de evacuar a los rabiosos se fuesen concentrando y se impidiese cuidadosa y paternalmente su salida? Cuando el cólera está en la India, Europa está tranquila ¿Qué hace para que el cólera no llegue a ella? Pues... ¡no dejar que los coléricos se embarguen y a Europa lleguen!

 ¿Dónde diablos estará escondido el sentido común que tan difícil es encontrarlo?

JUAN DE ARAGON

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A134 EL ACEITE DE ARAGON

 

La Correspondencia de España, 13 de abril de 1921 (1)

El aceite de Aragón

Así como Jerez produce vinos especiales, de lujo, Aragón produce aceites especiales. Y así como el vino de Jerez cuesta más que el vino tinto o blanco ordinario, así también el aceite aragonés cuesta más que el aceite corriente. Es debida esa diferencia a condiciones de suelo y de clima, tan especiales, que hasta los italianos reconocen ser mejores los aceites aragoneses que los superiores de Bari, región adriática productora de los más excelentes aceites italianos. Como no me gusta hacer afirmaciones inexactas, debo decir que no todo Aragón tiene aceite igual, pues ese privilegio dado por el clima y por el suelo se extiende solamente a la zona llamada Bajo Aragón, productora por excelencia de aceites finos.

Al amparo de ese privilegio de la Naturaleza ha creado el Bajo Aragón la mejor industria extractora de Europa, y hoy se produce industrialmente el aceite con más perfección que en Italia, cuna de la industria aceitera.

El aceite del Bajo Aragón ha sido siempre de poco consumo en España, y casi todo fue exportado desde tiempos inmemorial. Así como el Jerez es un vino de lujo y de exportación, y las primicias hortícolas murcianas son vendidas al Extranjero, es enviado el aceite aragonés a mercados lejanos. Tan cierto es esto, que, estando llenos los trujales con las cosechas de dos años, casi no se vende hoy para España más que algún vagón suelto, para ensaladas y guisos especiales por no haber compradores nacionales.


No hay en Aragón grandes propietarios. A excepción de media docena que cosecharan de tres a cuatro mil cantaros- el cántaro tiene 15 kilos- es lo corriente que cosechen de cien a doscientos. La propiedad está muy repartida, y así como en el resto de Aragón es raro quien no tiene “su corrico de tierra”, es raro en la Tierra Baja quien no posee unos centenares de olivos. La riqueza única de grandes y chicos radica en los olivos, y si el propietario vive con la venta del aceite, los pobres viven del cultivo de los olivares, de la recolección de las olivas, de la fabricación del aceite y de su acarreo a Tortosa, ciudad donde es en gran cantidad almacenado, para allí ser vendido.

¿Cómo funciona esa industria? El señor Cierva se data exacta cuenta cuando sepa que el aceite se guarda en grandes trujales de 1.000 cantaros de cabida, construidos con cemento revestido de baldosines esmaltados. Esos trujales son casi siempre alquilados a razón de 40-50 pesetas al mes. El Banco de Aragón tiene unos 200 y otras entidades hasta unos dos mil. Cuando el aceite está en el trujal, lo pignoran sus dueños, pagando entre intereses, corretaje, pólizas, seguro y demás gastos, cerca del 9 por 100. Se calcula que el alquiler mensual de trujales asciende a 50.000 pesetas y a 12.000.000 de pesetas el importe de las pignoraciones. Por lo tanto, paga al año el Bajo Aragón 600.000 pesetas de alquiler de trujales y 1.000.000 de pesetas por intereses. En total, 1.600.000 pesetas. Es decir que el no haber podido exportar, ha costado en los dos años, además de la perdida natural por no vender, 3.200.000 pesetas por alquileres de trujales e intereses de pignoraciones.

¿Qué dirían los mineros de Cartagena, por ejemplo, si en dos años no se les hiciese permitido exportar su plomo a pretexto de abaratarlo en España, y durante esos dos años hubiesen tenido que trabajar las minas y almacenar el plomo pignorándolo? El olivarero no tiene más remedio que cultivar, venda o no, pues los olivares se perderían si fuesen abandonados. ¿Ve el Sr. Cierva lo absurdo de la prohibición? ¡Dos años sin vender el producto y teniendo que producirlo forzosamente!

Seria insensato olvidar esta realidad, y yo confío que el Sr. Cierva la tendrá en cuenta. El Bajo Aragón produce aceite de exportación que no puede vender en España, como Levante produce frutos de exportación, también imposibles de vender en territorio nacional. La uva de Almería, la cebolla y el tomate de Valencia, las primicias y el pimentón de Murcia, es claro que irían mas baratos si se prohibiese exportarlos; pero ¿se le ocurrió a nadie pedir tal absurdo? Pues lo mismo debe suceder con los aceites del Bajo Aragón.

Todo el sobrante de aceite de toda la Península debe ser exportado sin trabas de ninguna clase, lo mismo el andaluz que el aragonés; pero si se pusiese alguna traba, no debe ser olvidada la especialísima condición de la comarca aragonesa llamada “Tierra Baja”, pues podría darse el caso de decretar su ruina total si no era tenida en cuenta y se la media con el mismo rasero.

LEOPOLDO ROMEO

 

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A133 VOLVER A LA NORMALIDAD ARANCELARIA

 

 

La Correspondencia de España 3 de marzo de 1921 (1)

PIDIENDO LA DEROGACION DE UNA REAL ORDEN

D. Leopoldo Romeo ha presentado al Congreso la siguiente proposición, que suscriben con él los Sres. Pedregal, Valderrey, Rabose, Prieto, Ortega Gasset y Gascón y Marín:

“Los diputados que suscriben ruegan al Congreso se sirva declarar que la Real Orden dictada el 26 de noviembre de 1920 elevando en proporción excesiva los derechos arancelarios de varios artículos de consumo general, es un obstáculo para el abaratamiento del coste de la vida y que vería con agrado su inmediata derogación volviendo a la normalidad arancelaria.



(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A132 JURO O PROMETO

 

 

La Correspondencia de España, 21 de febrero de 1921 (1)

FORMULA ARCAICA

El juramento parlamentario

El artículo 37 del Reglamento del Congreso exige que los diputados juren o prometan entre otras cosas “guardar y hacer guardar la Constitución de la Monarquía española”. La palabra guardar hay que interpretarla en su sentido de defender o de cumplir. Por lo tanto, se jura o promete cumplir la Constitución y hacerla cumplir o defenderla y hacerla defender.

Es notario que la Constitución no ha sido cumplida en cien ocasiones y que ahora mismo no lo es. También es notario que el diputado no tiene fuerza ni para defenderla ni para hacerla cumplir. Por añadidura es en cien ocasiones cómplice forzado de que no se cumpla. ¿Cómo, pues, va a jurar un creyente lo que sabe que no va a poder realizar, incurriendo en perjurio? Lo mismo digo de “prometer por su honor”.

La fórmula es arcaica y debería ser suprimida por resultar absurdo que se exija un juramento o una promesa por el honor a sabiendas de que se ha de incurrir forzosamente en perjurio o en falta a la palabra de honor.


También es absurdo exigir juramento o promesa de fidelidad al Rey a los republicanos, carlistas y demás antidinásticos, por constituir un atentado a la libertad política.

Hora es ya de que sean desterradas costumbres arcaicas y absurdas, bastando con que los diputados juren o prometan desempeñar el cargo con arreglo a los dictados de su conciencia.

Los diputados cristianos tienen un precepto religioso que les prohíbe jurar en falso, y con arreglo a ese precepto no debían jurar, puesto que no ignoran que cometen perjurio, toda vez que la Constitución es a diario incumplida, casi siempre con su complicidad.

Como es imposible ser diputado sin jurar o prometer por el honor, la formula menos repugnante a la conciencia es prometer; pero con todo género de reservas mentales. ¿Cómo jurar o prometer por el honor guardar y hacer guardar la Constitución cuando no la guardan ni los ministros, ni el Parlamento, ni se les puede obligar a que la guarden? Antes, cuando era respetada la Constitución, aun podía ser defendida esa fórmula de juramento; pero ahora, no.

Por todo lo anterior, se puede ser muy monárquico y muy cristiano y no jurar, limitándose a prometer con todo género de reservas mentales de acuerdo con la doctrina ortodoxa de los más esclarecidos tratadistas católicos de filosofía moral, unánimes siempre en condenar el perjurio, sobre todo en el caso en que se sabe que el cumplimiento del juramento es en absoluto imposible.

Leopoldo Romeo

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A131 TRES COSAS BUENAS PASARON A LA HISTORIA Y DESPUÉS SE OLVIDARON

 

La Correspondencia de España, 19 de febrero de 1921 (1)

HAY VIRUELA

¿POR QUÉ NO VACUNAR?

Aunque no muchos, hay algunos casos de viruela y de ella ha muerto un individuo en el pasado mes de enero. Es deplorable que se haya abandonado la buena costumbre iniciada por Leopoldo Romeo, puesto que tan buenos resultados dio.

Desde que vacuno a toda la provincia solamente han muerto tres o cuatro personas de viruela. Antes morían al año centenares y había millares de casos. ¿Qué trabajo costaba haber seguido vacunando? Este sistema de deshacer lo iniciado por los antecesores, sea malo o bueno, es lo que impide consolidar ninguna obra buena en España. No tenemos lo que llaman los franceses esprit de suite, y por el contrario, nos complacemos en hacer lo contrario de lo que hizo nuestro antecesor. Leopoldo Romeo hizo tres cosas buenas; despachar al día los expedientes, no dejando ni uno solo pendiente, desterrar la viruela y establecer un comedor de vergonzantes donde se daba de comer decorosamente a los pobres de levita, sin hacerles sufrir la vejación de mezclarse son los mendigos profesionales. Esas tres cosas buenas… ¡pasaron a la historia! ¿Por qué? Pues sencillamente, por el placer de deshacer lo hecho.

Será deplorable que la viruela se desarrolle por incuria de las autoridades, y bueno será que sean adoptadas las medidas necesarias para impedirlo- J de A.



(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A130 UN BENEFICIO CHICO ES ENORME

 

 

La Correspondencia de España, 16 de febrero de 1921 (1)

COMENTANDO

Alemania ha obtenido el suministro de todas las locomotoras que España necesitaba, y lo ha obtenido en un concurso internacional, al cual han concurrido todas las naciones productoras. Lo sucedido ahora no es una novedad, y Alemania no hace otra cosa que seguir la política contraria a España: dar trabajo a la industria nacional, cueste lo que cueste. ¡Qué ejemplo!


**

He dicho que no es una novedad lo sucedido. Hace muchos años-lo relaté en estas columnas- se celebró otro concurso mundial fuera de España, y La Maquinista Terrestre y Marítima quiso quedarse a todo trance con el pedido, ordenando a sus ingenieros que calculasen los precios sin ganar un céntimo. Llegó el concurso, y Alemania triunfó, ofreciendo precios más baratos. El director de La Maquinista, creo que se llamaba D. Magin Cornet, hizo cálculos y dedujo que perdía la industria alemana unos miles de pesetas en cada locomotora. Pasó el tiempo y averiguó que las casas alemanas habían recibido del Estado una subvención por unidad. ¡Todo, antes que dejar sin trabajo a miles de obreros!

Esa política hizo a Alemania grande y la rehará. Al amparo de las industrias subvencionadas viven otras muchas que ellas se derivan y la protección se diluye por todo el país. “Krupp” protegido, «Vulcano» protegido, «Diessel» protegido, «Zeppelin» protegido y tantos otros, costaron aparentemente a Alemania muchos millones de marcos; pero los devolvieron pródigamente, pues a su sombra surgieron mil industrias derivadas, que andando el tiempo fueron la riqueza del Imperio. Lo importante es lanzar la marca y acreditarla: luego viene la normalidad industrial. Al amparo de la protección directa o indirecta, con subvención por unidad o con «dumping”, son inundados los mercados extranjeros. Primero se hace la clientela y luego se conserva; pero para crearla hay que realizar sacrificios.

**

Ese concurso de locomotoras debía haber servido para que los ministros celebrasen varias reuniones, consagradas a debatir el tema que planteaba la proposición alemana. ¿Qué es más patriótico, dejar que las industrias perezcan, o fomentarlas para que invadan los mercados extranjeros? Si a este estudio se hubieran consagrado, tal vez habrían hallado el secreto de la protección alemana, que es todo lo contrario del secreto de la protección española. Aquí se protege al capitalismo industrial, y allí al industrialismo. Aquí no se mira al interés industrial, sino al de algunos industriales, y allí sólo se atiende al interés de la industria. Aquí se consiente que las industrias tengan capital ficticio cada día mayor, y allí no se tolera tal cosa; por el contrario, se va a la amortización de capital cada año, por eso hay industrias que trabajan «sin capital», por haberlo amortizado todo, y por lo tanto, un beneficio chico es enorme, mientras que aquí, un beneficio enorme es pequeño por el aumento ficticio de capital. Aquí los negocios industriales nacen siempre de un negocio financiero, y allí son los negocios financieros los que nacen de los industriales.

**

¡Es lástima que el Gobierno no se haya tomado la molestia de estudiar todo eso! Acaso si lo hubiese estudiado, no irían esos millones a Alemania y se habrían quedado en España, aun cuando hubiesen costado las locomotoras un poco más.

La vida nacional debe ser como la matrimonial. ¿Habría matrimonio si la mujer que tiene un marido pobre se diese al conquistador rico o pródigo, sin pensar en otra cosa que en el dinero? Pues tampoco puede haber nación, si los Gobiernos entregan la industria nacional al conquistador rico o pródigo. ¡Quien quiera entender, que entienda!

JUAN DE ARAGON


(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

A129 UNA MINORIA MAS

 

 

La Libertad, 27 de enero de 1921 (1)

Una minoría necesaria

Juan de Aragón escribe en “La Correspondencia de España”.

¡Qué lástima que no haya una docena de diputados decididos a impedir que se perdiese el tiempo en discutir cosas que no le importan al país, que le enojan, que le abruman, que lo producen enorme repugnancia! Si tal sucediese, se constituiría el Congreso en unas cuantas sesiones y dentro de muy pocos días podría empezar a discutir asuntos de interés para el país; pero a discutirlos serenamente, con argumentos y no con apasionamientos, con lógica y no con insultos, mirando al interés de la patria y no a la conveniencia de tal o cual grupo o personajillo.

Al Congreso se debe ir a legislar; a discutir los proyectos de Ley; a darle al país las reformas que necesita en todos los órdenes para progresar, pero no a otra cosa. Santo y bueno que se combata a los Gobiernos a sangre y fuego discutiendo los asuntos que propongan a la resolución del Congreso; pero de eso a perder el tiempo, molestando a los restantes diputados con votaciones innecesarias, con debates antirreglamentarios, con discusiones inspiradas en la pasión y en el odio, hay enorme distancia.



En el Congreso hay muchas minorías; pero hace falta una más; la minoría de los juramentados a no dejar hablar a quienes pidan la palabra para hacer perder el tiempo al Congreso y la paciencia al país, sean de la derecha, de la izquierda o del centro, y cuando ostenten las más altas categorías políticas.



Serán pocos los que duden que esa es la voz del sentido común de lo que piensa el verdadero país.

(1)     https://biblioteca.galiciana.gal/gl/inicio/inicio.do


A128 AGRICULTURA AZUCARERA ESPAÑOLA

 

 

La Correspondencia de España, 19 de enero de 1921 (1)

COMENTANDO

España puede y debe tener una agricultura azucarera que le permita ser productora de azúcar blanco

Decía en un comentario anterior que el problema azucarero era el más difícil de cuantos tenía planteados España, y que no me atrevía a otra cosa que a estudiarlo. Son tan complejos los intereses y los factores que en ese problema intervienen, que cualquier solución impremeditada y aparentemente buena podría producir un desastre económico, financiero, agrícola y social, sin beneficio para el consumidor. Por eso me atrevo a recomendar a todos serenidad y aun aconsejarles que estudien el problema en su conjunto, en todos sus aspectos, sin apasionamiento ni prejuicios.

Diré antes de analizar el problema que no ha sido producido el encarecimiento solamente por los fabricantes. Es notorio que el promedio del precio del azúcar de la última campaña no paso de 2,30 pesetas, en las Azucareras de Aragón, y sin embargo el público lo pagó a 3, a 3,50 y hasta 4 pesetas en algunas provincias. El acaparamiento y la sordidez de los intermediarios fueron los culpables, sin que pudiese achacarse tal alza a la industria. Ahora mismo, ¿no es acaso desproporcionada el alza de los dulces y las confituras con el precio del azúcar? Por mucho azúcar que entre en un kilogramo de marrones, o de batatas, o de pasteles, o de chocolate, o de mermeladas, o de cualquier producto azucarado, ¿hay razón para el precio que han alcanzado esos productos? Quiere esto decir que el consumidor de azúcar tiene razón para protestar contra el precio del azúcar, pero que no tienen razón para protestar los transformadores, pues si los fabricantes han abusado del consumidor como uno, han abusado de él los transformadores como cinco.

**

Ante mis ojos tengo una prueba abrumadora. Doce pasteles, un kilo de batata confitada y un kilo de marrón glacé, acabados de comprar en casa de Prast, han costado la friolera de 27 pesetas y como en todo ello no ha sido empleado ni un kilo de azúcar, no habrá influido mucho el llamado latrocinio azucarero en la excesiva elevación de precio de las confituras y pasteles. Hasta ahora no he leído ninguna comunicación de la Cámara de Comercio, de la que es dignísimo Presidente el senador vitalicio D. Carlos Prast, protestando contra el abusivo precio de los pasteles, de los dulces, de los bombones y de cuantos productos constituyen la industria de que es afortunado propietario el simpático confitero de la Calle del Arenal, que se asusta de que un kilo de azúcar valga dos pesetas, y está encantado cobrando por doce pastelitos tres pesetas por doce pastelitos de lo más vulgar en su clase, entre ellos una palma-, por un kilo de batata seis pesetas y por un kilo de marrón glacé nada menos que diez y ocho pesetas, aun cuando las castañas no sean cosa del otro jueves.

Todo esto quiere decir que es defecto muy español el ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en propio. ¿Quieren los lectores mayor viga que la viga que tiene clavada en sus ojos el simpático y afortunado Presidente de la Cámara de Comercio de Madrid, vendedor de marrón glacé a diez y ocho pesetas el kilogramo, a la misma hora en que vale el azúcar en las tiendas a 1,75 el kilogramo y las castañas aún no son artículos de lujo?

**
Ha servido lo anterior para demostrar que quienes hablan del problema del azúcar no siempre hablan con justicia y que cargan al azúcar culpas que no son precisamente de la industria azucarera, sino de otras. Como ese ejemplo podría poner centenares, los de las conservas por ejemplo, caras y malas; pero basta con un botón para muestra, y el botón ha sido de calidad.

El problema es tan grave, tan difícil, tan complicado, de unas consecuencias tan transcendentales para la vida económica y agrícola española, que será preciso estudiarlo sin ningún género de prejuicios, diciendo las verdades a todos, lo mismo a fabricantes que a agricultores, igual a intermediarios que a consumidores, para que de esas verdades pueda ser deducida una verdad suprema: la conveniencia del país y no la conveniencia de tal o de cual entidad o clase social.


**

Confío en que cuando haya realizado este estudio que me propongo sea lo más corto posible, lograré llevar al espíritu de todos el convencimiento de que tienen el deber de transigir para defender su propia vida. Tal vez no guste lo que diga ni a agricultores, ni a fabricantes, ni a intermediarios; pero no me importa, pues no me propongo adular a nadie. Me propongo única y exclusivamente buscar una fórmula que salve a todos de una ruina inminente y que impida el que España vea desaparecer una industria de transformación que costó establecer muchos años y muchos centenares de millones.

El día que eso sucediese, estaríamos mil veces peor que ahora, pues nos veríamos a la merced de cualquier acaparamiento que en un momento dado nos obligase a pagar el azúcar al precio que le diese la gana. Antes de matar nuestra industria, tenemos la obligación de salvarla, obligándola a desenvolverse en condiciones que hagan del consumidor su asociado v no su esclavo.

Por ser español, por ser diputado aragonés mi inseparable compañero Leopoldo Romeo, por ser consumidor, y por ser defensor entusiasta de cuanto es riqueza española, tengo el deber ineludible de contribuir en la medida de mis fuerzas a que la conveniencia nacional triunfe, y triunfará, aun cuando la Cámara de Comercio se empeñe en olvidarse de que si es censurable y digno de protesta que el azúcar esté caro, digno de protesta y censurable también es que su Presidente venda los productos elaborados con azúcar a precios que no son otra cosa que un inconcebible e intolerable abuso, acaso por aquello de que…¡una cosa es predicar y otra dar trigo!

JUAN DE ARAGON

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

Imagenes: Pixabay.com


sábado, 22 de febrero de 2025

A127 EL PROBLEMA PERIODISTA

 

La Correspondencia de España, 14 de enero de 1921 (1)

EL PROBLEMA PERIODISTA

Todo el Mundo ha tenido el mismo problema que España y todo el Mundo lo resolvió comercialmente: dando menos cantidad de mercancía y más cara.

El problema planteado a la Prensa no afecta sólo a las empresas. No se trata de que éstas ganen más o menos. Se trata simplemente de que los periódicos, industrias que dan de comer a millares de familias, vivan o no vivan. Por eso es preciso estudiar este problema con serenidad y sin apasionamiento, pensando en los centenares de familias que viven del trabajo periodístico, desde los redactores hasta los vendedores.

En todo momento no he tenido otra preocupación, y cuantos trabajan en esta casa, desde el redactor jefe hasta el mozo de limpieza, saben que siempre les he dicho lo mismo: para que todos puedan vivir es necesario que todos nos sacrifiquemos. Cualquier egoísmo individual puede conducir a la ruina colectiva, y por eso, para defender el pan de todos es preciso no dejarse sugestionar por ningún género de apasionamientos.

La realidad es que costando el papel de un periódico muy cerca de ocho céntimos, no puede ser vendido a seis céntimos efectivos sin ir a la quiebra, y por lo tanto sin que se queden parados cuantos viven de la redacción, administración, confección, cierre, venta y reparto de los periódicos.


Todo el Mundo ha tenido el mismo problema y en todas las naciones «menos en España” ha sido resuelto con idéntica fórmula. Desde los Estados Unidos hasta Portugal, Europa como África, Asia como Oceanía, América del Norte como América del Sur, todos los pueblos del Mundo han solucionado el problema con idéntico procedimiento: han disminuido la cantidad de papel y han aumentado el precio. Los diarios que no han disminuido la cantidad de papel han elevado el precio en mayor proporción. Al mismo tiempo, han elevado sus tarifas de publicidad para reforzar los ingresos, pudiendo por este medio aumentar los sueldos a todo el personal de redacción, administración e imprenta.



Aun cuando tengo reseñado lo que han hecho casi todos los diarios del Mundo, citaré solamente tres tipos: Inglaterra, Francia y Portugal.

Londres ha elevado el precio de los grandes diarios del tipo de «The Daily Telegraph» desde un penique a dos peniques. Han podido no disminuir el papel por tener fábricas de papel, en América y en el Continente y por haber elevado la publicidad.

Paris ha aumentado el precio de los diarios a quince y a veinte céntimos, ha elevado las tarifas de publicidad y ha disminuido la cantidad de papel, reduciéndose a cuatro páginas.

Lisboa ha hecho lo propio y los diarios han subido a cinco centavos, equivalencia de veinticinco céntimos, reduciendo también su tamaño.

Esa ha sido la formula “universal” y las empresas han procurado dentro de lo posible mantener a todo su personal con el objeto de que la disminución de trabajo afectase al menor número posible de redactores, de empleados y de operarios.

En España resolvimos el problema con el anticipo reintegrable, y como cesó día 10 de este mes, vuelve a plantearse el problema con caracteres tan alarmantes que si no es resuelto rápidamente morirán muchos periódicos y quedarán sin trabajo centenares y acaso millares de familias.

Antes de resolver un problema, sea cual fuere, acostumbro a documentarme lo mejor que puedo, y para resolver este problema lo primero que necesitaba era saber qué precio tendría el papel. Consulte con amigos míos de Londres, y con la autoridad que en esos asuntos tienen me aseguraron que el papel subiría de precio después de la guerra. No se equivocaron, y más tarde pude saber que la baja se iniciaría cuando bajase el precio de la madera y del carbón; pero que sería muy lenta y que por lo menos en dos años no lograríamos tener papel en Madrid a menos de cien pesetas. Tampoco se equivocaron, y como yo tengo fe absoluta en esas informaciones, a ellas me atengo, Por lo tanto, yo he hecho siempre los calculo suponiendo que tardaremos bas tante tiempo en tener papel a menos de cien pesetas los cien kilos, y de esa base he partido en mis deducciones.

Planteado en esos términos el problema no tiene más solución que buscar la fórmula para que el papel de un periódico no cueste más de tres céntimos, pues hoy son necesarios tres céntimos y la publicidad para poder hacer frente a los aumentos de sueldos, de salarios y de precio de las primeras materias. El carbón, el gas, el plomo, los demás metales, la tinta, las pastas para rodillos, las mantillas, todo cuanto es primera materia periodística ha subido de precio en cantidad excesiva y si en 1914 era posible editar periódicos con un margen de un céntimo entre el precio del papel y el de venta, hoy son necesarios por lo menos tres.

La cuenta es matemática, pues la proporción de gastos es de uno a tres, debiendo advertir que aun cuando los periódicos son vendidos a siete céntimos, lo son en realidad a seis céntimos por las devoluciones, roturas, franqueo y demás quebrantos de tirada bruta a venta neta.

Calculando un peso medio de 50 gramos, será preciso para que cueste tres céntimos que valgan los 100 kilogramos 60 pesetas, lo que da 30 pesetas para el millar y tres céntimos para el ejemplar.

Queda por lo tanto como dato definitivo para calcular, que el papel no puede valer más que tres céntimos. O lo que es lo mismo, que debe existir un margen de tres céntimos entre el precio del papel y el precio de venta al vendedor. Esto es lo importante.

Por lo tanto, la fórmula consiste en encontrar un procedimiento que permita obtener una diferencia de tres céntimos entre el precio del papel y el de venta.

Tres procedimientos hay:

Primero. Que el Estado abone la diferencia entre sesenta pesetas los cien kilogramos, puesto el papel en imprenta, y el precio corriente.

Segundo. Que los periódicos reduzcan su tamaño para no gastar más que tres céntimos de papel.

Tercero. Que los periódicos aumenten el precio para obtener una diferencia de tres céntimos entre el precio del papel y el precio de la venta al vendedor.

Si hay alguien que conozco otro procedimiento, que lo diga.

El primer procedimiento no me gusta por mil razones, siendo la más poderosa de todas que es sentar un precedente muy peligroso, pues lo mismo que pidiésemos hoy los periódicos, lo pedirían mañana los demás industriales. Los periódicos no son al fin y al cabo otra cosa que unas industrias, y como toda industria, deben resolver sus problemas industrialmente. Además, acabaríamos de perder la escasa fuerza moral que aún nos queda y careceríamos de autoridad para combatir a los industriales que no saben organizar sus industrias para vivir sin protección arancelaria o del Estado. No cabe duda de que el periódico es necesario; pero necesaria es la carne, y el calzado, y el vestido, y la habitación. ¿Se le ocurrió a nadie que el Estado pagase la diferencia de precio? Cierto es que la paga en el trigo para el litoral; pero la tendencia es suprimir todo auxilio y llegar cuanto antes a la industria libre. Repito que no me gusta ese procedimiento; pero si fuese aceptado como mal menor, no lo combatiría y aceptaría la decisión de mis colegas, aunque diciendo siempre que no es solución, sino paliativo antieconómico.

El segundo procedimiento es por el momento también imposible, pues dado el precio del papel costaría cuatro páginas de “El Liberal”, por ejemplo, más de los tres céntimos. Francia ha llegado a las cuatro páginas de ese tamaño; pero con 15 céntimos.

Por lo tanto, no queda más solución industrial y económica que la de aumentar el precio a 15 céntimos, conservando cada cual su actual tamaño, medio único de que quede un margen de tres céntimos en ejemplar. Calculando el papel a 140 pesetas, resultan los 50 gramos a siete céntimos, y vendidos a once, resultarán con mermas y vuelta, a diez. Por lo tanto, quedará el margen de tres céntimos para «poder vivir»; pero sólo para poder vivir, sin ganar ni una sola peseta.

Hay muchos que tienen miedo al periódico pequeño y caro. Con respecto al periódico pequeño diré tan sólo que Paris tiene una vida mil veces más intensa que Madrid, y le sobra con periódicos de cuatro páginas. ¡Claro es que no llena páginas y páginas con anuncios que parecen telones, ni con artículos de Revista, ni con chismes de vecindad, ni con folletines cuádruples, ni con telegramas en los que se informa al lector con todo lujo de detalles, de cuantos sucesillos locales acaecen en toda España, y que sólo interesan en las respectivas localidades!

¿Por qué razón no han de poder hacer los periódicos de España lo que hacen los de todo el Mundo civilizado?

Cada periódico conservará su público. ¿Acaso no lo conservó «El Sol» subiendo a veinte céntimos? ¿Acaso no lo conservó «El Socialista», elevando el precio a diez céntimos

Por lo mismo que el momento es muy difícil, es preciso no perder la serenidad y prescindir de temores y de apasionamientos.

Yo me atrevo a proponer como fórmula que podríamos ensayar durante un trimestre la siguiente:

«A partir del día 15 de Enero todos los diarios españoles aumentarán el precio de su venta y de su suscripción en una tercera parte, vendiéndose los de 10 céntimos a 15 y los de 20 a 30. El diario que infrinja esta disposición será suspendido durante quince días, y si reincidiese será suspendido definitivamente.”

Una vez más ruego a todos mis colegas que se despojen de todo linaje de apasionamientos al estudiar este asunto, sin olvidar un solo momento que no se trata de dar beneficios a las empresas periodísticas, sino de conservar los medios de vida a los millares de familias que viven de las industrias periodísticas. Mi criterio está claramente expuesto; pero lo acomodaré al de la mayoría, si la mayoría piensa de modo distinto.

LEOPOLDO ROMEO

 

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

Imagen Pixabay.com


A126 LAS MEJORES ALEGRIAS

 

 

La Correspondencia de España, 14 de enero de 1921

COMENTANDO

No nos dan las alegrías aquellos a quienes queremos, sino aquellos que nos quieren.

Desde hace días, filosofo acerca de que un tema que tiene mil aspectos, pero que comentaré solamente en el político. El tema es muy sugestivo y podría ser expuesto en la forma siguiente: ¿Qué proporciona felicidad, querer o ser querido?

No teman los lectores que me interne por caminos de romanticismo. Sera este artículo eminentemente político, y acaso después de leerlo digan las gentes que el filosofar de un periodista ha valido para demostrar que en la vida no sirve para nada, absolutamente para nada querer, y que en cambio sirve para todo el que lo quieran a uno. No es el cariño propio, el que profesamos, el que da el premio de la felicidad, sino el ajeno, el que nos tienen, o lo que es lo mismo, de nada sirve consagrar la vida entera a una persona si esa persona no nos corresponde con análoga consagración. Así como en el terreno amoroso, son por regla general las grandes pecadoras las que más alegrías obtienen de la vida, sirviendo cada traición para un nuevo ascenso en la escala del disfrute social- se llega pecando hasta la «Guía Oficial»- así en el terreno de la política es en absoluto inútil que el servidor quiera a su jefe hasta sacrificar por él hacienda y vida. El jefe se ríe de ese cariño, de ese sacrificio, y un día y otro desprecia posterga a quien es su hipnotizado esclavo, y da honores y mercedes a raudales a aquel a quien él quiere, cuando no, como las mujeres prostituidas, a aquel a quien más le ultraja.


En la política, es inútil querer: es preciso ser querido, aun cuando el cariño no haya nacido directamente sino a través de otra persona de quien se guarden áureos o amorosos recuerdos, que en política, no sólo se engendra el cariño por la acción directa del individuo, sino por acción refleja de Mercurio y de Venus a través de los folios de pleitos bien cobrados o de aventuras saldadas en las columnas de la «Gaceta» o en los huecos de un encasillado volcando honores, gracias, mercedes, y cargos sobre los ungidos con la protección de protector.

Es un fenómeno que puede ser observado en todos los partidos políticos. En todos ellos hay hombres que adoran a sus jefes, que por ellos darían la vida, que no les deben nada, ni el acta, que los quieren, como se dice vulgarmente, con entrañable delirio, y que, sin embargo, son postergados en todo momento, a la misma hora en que el Cuerno de la Abundancia es volcado sobre otros correligionarios, a los cuales en cambio idolatran sus jefes.

¿Por más listos? No; que por regla general son idiotas. ¿Por más honorables? No; que con frecuencia no tiene el diablo por donde cogerlos ni en la vida pública ni en la privada ¿Por más leales? Tampoco, que casi siempre son cual langosta, que sólo posa en campo donde se puede engordar. ¿Por qué entonces? Pues sencillamente, por lo que antes decía, porque tienen con ellos deudas que saldar, antiguas o modernas, y las saldan.

Yo conozco en la política muchos casos de ésos, de hombres abnegados, dignos, caballerosos, intachables, que cuando tuvieron fortuna la tiraron por servir «a su ídolo” y no regatearon además riesgos personales, que vivieron siempre pendientes de la mirada de sus jefes, que por servir un mandato suyo habrían dado sangre de sus venas, y que recibieron como única correspondencia a su lealtad, y con intolerable persistencia, a lo que recibe el algo parecido amante de la moza de partido, cuando enfermo y arruinado por ella, demanda de su boca unas palabras de consuelo y de sus manos un apretón efusivo, y obtiene solamente la excusa enviada por la recadera, mientras de él se ríe, recreándose con nueva compañía.

¿Para pasarse toda una vida queriendo, si a la hora en que la correspondencia del cariño consuela, conforta y de medicina sirve, sólo se reciben desdenes?

Ese es. El tema, y no estaría de más que todos meditasen sobre él. Es muy amarga mi deducción, pero es... ¡muy exacta! Las alegrías de la vida no nos las dan aquellos a quienes queremos, sino aquellos que nos quieren.

Por tan exacta la tengo, que a mis hijos les recomiendo se aprendan de memoria este comentario y aún les digo: «No perdáis el tiempo en querer a quien no os demuestre con obras y no con palabras que os quiere, porque solo quien os quiera será capaz de llevar a vuestras vidas algo de alegría cuando os sea necesaria para mitigar las amarguras del dolor.»

JUAN DE ARAGON

https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

miércoles, 12 de febrero de 2025

A125 SIN QUE LE CUESTE A ESPAÑA NI UN CENTIMO

 

 

La Correspondencia de España, 4 de enero de 1921

Iniciativas parlamentarias

Una fórmula para fomentar la agricultura y abaratar el precio del trigo, de la harina y del pan sin que le cueste a España ni un céntimo

Es una verdad científica que una hectárea bien abonada con nitrato de cal produce de 25 a 30 por 100 de trigo más que sin abonar. Por lo tanto, si encontramos un medio de abonar económicamente la tierra, abarataremos el precio del trigo y por consiguiente el de la harina y el del pan.


Tan pronto como se constituya el Congreso de los Diputados presentaré la Proposición de Ley que publico a continuación y que no es otra cosa que la adaptación a España de un sistema industrial de fabricación electroquímica, ya establecido en el extranjero con todo género de garantías de éxito y que puede ser implantado sin que cueste ni una sola peseta. En cambio produciría riqueza por valor de muchos millones.

Claro es que, como siempre, se opondrán los «intereses creados». Los vendedores de trigo exótico, los introductores de nitratos, sus intermediarios y abogados políticos serán los más grandes enemigos de esta iniciativa; pero es tan clara su bondad y tan convincentes los cálculos, que espero sea aprobada.

No tiene ningún mérito. Mi trabajo se ha reducido a estudiar el asunto en varias revistas científicas y en periódicos del extranjero. De esos estudios deduje los cálculos, y como son matemáticos, nadie podrá rebatirlos. La única novedad consiste en que sea el Estado quien fabrique los abonos para que lleguen al agricultor a precio de coste.

Con abonos nitrogenados a 15 pesetas los cien kilogramos como máximo, y con un aumento de producción por hectárea de 25 a 30 por 100, puede bajar el precio del trigo en proporción importante. Con solo leer la Proposición de Ley ya tendrán bastante los lectores para deducir sus ventajas. Dice así:

AL CONGRESO

España necesita emanciparse del extranjero en lo que se refiere a la adquisición de trigos, no solamente para economizar los millones que gasta fuera de su territorio, sino para asegurar su consumo interior. Al mismo tiempo, está obligada a fabricar en su propio solar los abonos nitratados que necesite su Agricultura, para con ello economizar otra gran cantidad de millones que también envía al Extranjero.

Tres graves problemas soluciona esta Proposición de Ley. Es el primero el de la carestía del trigo, pues es notorio que el abono con nitrato de cal aumenta el rendimiento por hectárea en cerca del 30 por 100. El segundo es el de no tener que enviar dinero al Extranjero para adquirir trigo y nitratos. Y el tercero se refiere al valor de nuestra moneda, que subirá, por ley natural, al disminuir los envíos al Extranjero.

No se trata de nada nuevo. Alemania, Noruega y Suiza tienen instaladas ya estas fábricas, y en ellas se producen casi automáticamente los abonos nitratados con muy escasa mano de obra, pues las instalaciones captan automáticamente la energía sobrante de los sectores eléctricos, la que se pierde, y automáticamente combinan el ázoe y el oxígeno que hay mezclados en el aire. La primera materia, el aire, nada cuesta.

Otra razón poderosa, de orden militar, sirve para robustecer la conveniencia de aceptar esta Proposición de. Ley, pues esas instalaciones podrían fabricar ácido azotico, base de casi todos los explosivos modernos, incluyendo en ellos las llamadas pólvoras balísticas.

Por las razones expuestas, el diputado que suscribe ruega al Congreso de los Diputados se sirva tomar en consideración y aprobar en su día la siguiente.

PROPOSICION DE LEY

Artículo 1: Se concede al Gobierno un crédito de cien millones de pesetas para la instalación de fábricas electroquímicas de funcionamiento automático, destinadas a la fabricación de nitrato de cal y de ácido azotico.

Artículo 2. Toda nueva concesión hidroeléctrica llevará anexa la servidumbre legal de utilización electroquímica de sus sobrantes de energía para la fabricación de nitrato de cal y de ácido azótico.

Artículo 3. ° El Gobierno venderá directamente a los agricultores el nitrato de cal al precio de producción aumentado en cinco pesetas los cien kilos.

Artículo 4.º La captación automática de la energía eléctrica sobrante en los sectores que sean utilizados se considerará como caso de expropiación forzosa gratuita.

Artículo 5.° Las fábricas a que se refiere esta Proposición de Ley serán militarizadas y al frente de ellas figurarán jefes y oficiales de los Cuerpos de Artillería e Ingenieros, siendo su personal obrero reclutado entre clases y soldados de los referidos Cuerpos.

DEMOSTRACION ECONOMICA Y FINANCIERA

Calculan los técnicos que para obtener 14.000 millones de toneladas de ázoe, o sea unas 100.000 toneladas de nitrato de cal, basta con unas instalaciones que cuestan unos 100.000.000 de pesetas como máximo.

La anualidad de 100.000.000 es, con amortización, 5.000.000 de pesetas. 100.000 toneladas son 1.000.000 de sacos de 100 kilogramos. Por Lo tanto, como el Estado percibiría una sobretasa de 5 pesetas en 100 kilos, recaudaría 5.000.000 de pesetas. Es decir, que no le costaría nada la operación.

Calculan los técnicos en menos de 10.000.000 de pesetas los gastos de fabricación. Resultaría el saco a 10 pesetas, las cuales, sumadas a las 5 de amortización, permitirían vender los 100 kilos de nitrato de cal a 15 pesetas.

Por este lado, la economía para la Agricultura se cifraría en muchos millones de pesetas.

 Queda otro aspecto del asunto: el aumento de la, producción de trigo. Es muy difícil hacer un cálculo aproximado; pero puede afirmarse que aumentaría la producción en un 25 a 30. Por 100. Tomando por base de cálculo 35.000.000 de quintales métricos, que es una cosecha regular, y sólo un aumento de 20 por 100, o sea una quinta parte, resultaría un aumento de 7.000.000 de quintales métricos. Y calculando solamente a 60 pesetas el quintal, tendremos un beneficio para la nación de 420.000.000 de pesetas.

Además, hay que contar el aumento de producción de otros cereales.

Por lo expuesto, deducirán los señores diputados que esta Proposición de Ley, aun cuando supone un gasto inicial de 100.000.000 de pesetas, representa en realidad una cantidad enorme de ingresos para el Tesoro y un aumento fabuloso para la riqueza nacional.

LEOPOLDO ROMEO

https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do



COMPROMETER LA PAZ DEL ESTADO POR GIBRALTAR

  Una instrucción   por el Juzgado de Instrucción del Distrito de Palacio de Madrid contra Leopoldo Romeo Sanz, natural de Zaragoza, direct...