jueves, 27 de febrero de 2025

A132 JURO O PROMETO

 

 

La Correspondencia de España, 21 de febrero de 1921 (1)

FORMULA ARCAICA

El juramento parlamentario

El artículo 37 del Reglamento del Congreso exige que los diputados juren o prometan entre otras cosas “guardar y hacer guardar la Constitución de la Monarquía española”. La palabra guardar hay que interpretarla en su sentido de defender o de cumplir. Por lo tanto, se jura o promete cumplir la Constitución y hacerla cumplir o defenderla y hacerla defender.

Es notario que la Constitución no ha sido cumplida en cien ocasiones y que ahora mismo no lo es. También es notario que el diputado no tiene fuerza ni para defenderla ni para hacerla cumplir. Por añadidura es en cien ocasiones cómplice forzado de que no se cumpla. ¿Cómo, pues, va a jurar un creyente lo que sabe que no va a poder realizar, incurriendo en perjurio? Lo mismo digo de “prometer por su honor”.

La fórmula es arcaica y debería ser suprimida por resultar absurdo que se exija un juramento o una promesa por el honor a sabiendas de que se ha de incurrir forzosamente en perjurio o en falta a la palabra de honor.


También es absurdo exigir juramento o promesa de fidelidad al Rey a los republicanos, carlistas y demás antidinásticos, por constituir un atentado a la libertad política.

Hora es ya de que sean desterradas costumbres arcaicas y absurdas, bastando con que los diputados juren o prometan desempeñar el cargo con arreglo a los dictados de su conciencia.

Los diputados cristianos tienen un precepto religioso que les prohíbe jurar en falso, y con arreglo a ese precepto no debían jurar, puesto que no ignoran que cometen perjurio, toda vez que la Constitución es a diario incumplida, casi siempre con su complicidad.

Como es imposible ser diputado sin jurar o prometer por el honor, la formula menos repugnante a la conciencia es prometer; pero con todo género de reservas mentales. ¿Cómo jurar o prometer por el honor guardar y hacer guardar la Constitución cuando no la guardan ni los ministros, ni el Parlamento, ni se les puede obligar a que la guarden? Antes, cuando era respetada la Constitución, aun podía ser defendida esa fórmula de juramento; pero ahora, no.

Por todo lo anterior, se puede ser muy monárquico y muy cristiano y no jurar, limitándose a prometer con todo género de reservas mentales de acuerdo con la doctrina ortodoxa de los más esclarecidos tratadistas católicos de filosofía moral, unánimes siempre en condenar el perjurio, sobre todo en el caso en que se sabe que el cumplimiento del juramento es en absoluto imposible.

Leopoldo Romeo

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

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