jueves, 27 de febrero de 2025

A134 EL ACEITE DE ARAGON

 

La Correspondencia de España, 13 de abril de 1921 (1)

El aceite de Aragón

Así como Jerez produce vinos especiales, de lujo, Aragón produce aceites especiales. Y así como el vino de Jerez cuesta más que el vino tinto o blanco ordinario, así también el aceite aragonés cuesta más que el aceite corriente. Es debida esa diferencia a condiciones de suelo y de clima, tan especiales, que hasta los italianos reconocen ser mejores los aceites aragoneses que los superiores de Bari, región adriática productora de los más excelentes aceites italianos. Como no me gusta hacer afirmaciones inexactas, debo decir que no todo Aragón tiene aceite igual, pues ese privilegio dado por el clima y por el suelo se extiende solamente a la zona llamada Bajo Aragón, productora por excelencia de aceites finos.

Al amparo de ese privilegio de la Naturaleza ha creado el Bajo Aragón la mejor industria extractora de Europa, y hoy se produce industrialmente el aceite con más perfección que en Italia, cuna de la industria aceitera.

El aceite del Bajo Aragón ha sido siempre de poco consumo en España, y casi todo fue exportado desde tiempos inmemorial. Así como el Jerez es un vino de lujo y de exportación, y las primicias hortícolas murcianas son vendidas al Extranjero, es enviado el aceite aragonés a mercados lejanos. Tan cierto es esto, que, estando llenos los trujales con las cosechas de dos años, casi no se vende hoy para España más que algún vagón suelto, para ensaladas y guisos especiales por no haber compradores nacionales.


No hay en Aragón grandes propietarios. A excepción de media docena que cosecharan de tres a cuatro mil cantaros- el cántaro tiene 15 kilos- es lo corriente que cosechen de cien a doscientos. La propiedad está muy repartida, y así como en el resto de Aragón es raro quien no tiene “su corrico de tierra”, es raro en la Tierra Baja quien no posee unos centenares de olivos. La riqueza única de grandes y chicos radica en los olivos, y si el propietario vive con la venta del aceite, los pobres viven del cultivo de los olivares, de la recolección de las olivas, de la fabricación del aceite y de su acarreo a Tortosa, ciudad donde es en gran cantidad almacenado, para allí ser vendido.

¿Cómo funciona esa industria? El señor Cierva se data exacta cuenta cuando sepa que el aceite se guarda en grandes trujales de 1.000 cantaros de cabida, construidos con cemento revestido de baldosines esmaltados. Esos trujales son casi siempre alquilados a razón de 40-50 pesetas al mes. El Banco de Aragón tiene unos 200 y otras entidades hasta unos dos mil. Cuando el aceite está en el trujal, lo pignoran sus dueños, pagando entre intereses, corretaje, pólizas, seguro y demás gastos, cerca del 9 por 100. Se calcula que el alquiler mensual de trujales asciende a 50.000 pesetas y a 12.000.000 de pesetas el importe de las pignoraciones. Por lo tanto, paga al año el Bajo Aragón 600.000 pesetas de alquiler de trujales y 1.000.000 de pesetas por intereses. En total, 1.600.000 pesetas. Es decir que el no haber podido exportar, ha costado en los dos años, además de la perdida natural por no vender, 3.200.000 pesetas por alquileres de trujales e intereses de pignoraciones.

¿Qué dirían los mineros de Cartagena, por ejemplo, si en dos años no se les hiciese permitido exportar su plomo a pretexto de abaratarlo en España, y durante esos dos años hubiesen tenido que trabajar las minas y almacenar el plomo pignorándolo? El olivarero no tiene más remedio que cultivar, venda o no, pues los olivares se perderían si fuesen abandonados. ¿Ve el Sr. Cierva lo absurdo de la prohibición? ¡Dos años sin vender el producto y teniendo que producirlo forzosamente!

Seria insensato olvidar esta realidad, y yo confío que el Sr. Cierva la tendrá en cuenta. El Bajo Aragón produce aceite de exportación que no puede vender en España, como Levante produce frutos de exportación, también imposibles de vender en territorio nacional. La uva de Almería, la cebolla y el tomate de Valencia, las primicias y el pimentón de Murcia, es claro que irían mas baratos si se prohibiese exportarlos; pero ¿se le ocurrió a nadie pedir tal absurdo? Pues lo mismo debe suceder con los aceites del Bajo Aragón.

Todo el sobrante de aceite de toda la Península debe ser exportado sin trabas de ninguna clase, lo mismo el andaluz que el aragonés; pero si se pusiese alguna traba, no debe ser olvidada la especialísima condición de la comarca aragonesa llamada “Tierra Baja”, pues podría darse el caso de decretar su ruina total si no era tenida en cuenta y se la media con el mismo rasero.

LEOPOLDO ROMEO

 

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

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