La Correspondencia de España, 20
de agosto de 1920 (1)
COMENTANDO
EN EL PASADO MES DE JULIO HUBO DOS
DEFUNCIONES POR VIRUELA
Desde Abril de 1919 hasta la fecha
sólo se habían registrado dos defunciones por viruela. Me dicen que hay ahora
algunos casos y que en el mes de Julio hubo dos defunciones. ¡Qué pena!
Cuando Leopoldo Romeo mi
inseparable compañero fue gobernador de esta provincia había una terrible
epidemia variolosa. Las invasiones se contaban por centenares y las defunciones
llegaron algún mes a cerca de ¡¡¡200!!! Aquello era una vergüenza y además
arruinaba a la Diputación Provincial. Una campaña enérgica y rapidísima logró
vencer en menos de tres meses la terrible enfermedad y las estadísticas de
mortalidad estuvieron durante muchos meses con cero en la cartilla
correspondiente a la viruela.
Para acabar con la dolencia,
vergüenza de los pueblos civilizados, bastaba con haber continuado la campaña
iniciada por aquel gobernador; pero como en este país todo sucesor procura lo
primero no imitar a su antecesor, no fue secundada la iniciativa, y el mismo
día en que Leopoldo Romeo dejó de ser gobernador se acabó la vacunación. ¿Para
qué vacunar a los madrileños, se diría tal vez el señor Aparicio, si yo no vivo
en Madrid y en Burgos no hay viruela?
Aquella obra no podía ser
definitiva, pues fue realizada en menos de tres meses, y era preciso
continuarla; pero no se continuó, y como cada día entran en Madrid centenares
de forasteros sin vacunar, vuelve a hacer su aparición la viruela.
*
Tiene aquel gobernador el placer
supremo de poder decir que salvó centenares de vidas y que evitó los dolores de
la enfermedad a millares de ciudadanos, todo ello a cambio de una pequeñísima
molestia: la de dejarse arañar la piel. En cambio, tendrán otros gobernadores
el remordimiento de no haber sabido evitar la muerte de sus semejantes. ¡Váyase
lo uno por lo otro!.
Si los gobernadores hubiesen
continuado exigiendo el cumplimiento de lo mandado, sin contemplaciones de
ningún género, no habría en Madrid ni un solo caso de viruela, pues lo que
logró Leopoldo Romeo con solo querer, cuando no era costumbre vacunarse, lo
habrían logrado con mayor facilidad sus sucesores, ya que las gentes se habían
habituado a ello. Pero para todos, hasta para eso, hace falta voluntad, buen
deseo, propósito de no retroceder, ni desmayar, entusiasmo por. El cumplimiento
del deber. Quien no haya olvidado aquella campaña recordará que hasta para
trabajar en cualquier obra se exigía el certificado de vacunación, y como
consecuencia de ello, en ninguna se pagaba sin estar vacunado. Con sólo un poco
de buena voluntad se consiguió desterrar de Madrid la dolencia y el vecindario
secundó las órdenes con ejemplaridad digna de loa, demostrando que sabe
obedecer en cuanto alguien le sabe mandar sin que el mandato sea un atropello,
un disparate o un capricho momentáneo.
*
Aquella obra, como otras, está
siendo destruida por la indolencia y una pena que la labor iniciada no haya
tenido la continuación a que la hacía acreedora su fin humanitario. Yo no puedo
explicarme las razones que impidan a las autoridades cumplir con sus deberes. Y
como uno de los más primordiales es velar por la salud pública, no concibo el
incumplimiento del Real Decreto que declara la vacuna obligatoria, señalando
severas penas para los contraventores.
Las dos defunciones registradas en
Julio serán seguramente de forasteros; pero indican la existencia de casos de
viruela; pues no puedo suponer que hayan muerto los dos únicos atacados. Por el
modo de vivir la clase baja en Madrid es muy posible que la enfermedad se
extienda entre la población llegada a Madrid después de la vacunación forzosa,
y sería deplorable que padeciésemos una nueva epidemia por culpa de unas
autoridades que no quisieron continuar una obra buena, para la cual sólo se
necesita un poco de buena voluntad y de amor al prójimo.
El señor ministro del ramo -si lo
hay- debe tomar cartas en el asunto y exigir a rajatabla el cumplimiento del
Real Decreto, pues a ello está obligado por ineludibles e inexcusables deberes
de su cargo. ¿No creen los lectores que no tendrán perdón de Dios las
autoridades si Madrid padece una nueva epidemia de viruela por culpa de su
punible negligencia?
JUAN DE ARAGON
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