La elevación del precio del gas ha coincidido -¡feliz casualidad! -con la venta de la Fabrica. ¡Hay que resolver saneadita!
La Correspondencia de España, 5 de
abril de 1920 (1)
COMENTANDO
Por extraña casualidad y con
escasa diferencia de días ha coincidido la elevación del precio del gas con la
noticia de la Fabrica había sido vendida a una Sociedad eléctrica. Y también
por extraña casualidad la Real Orden autorizando la elevación de las tarifas
ordena que cuanto antes cese la incautación municipal. Es decir que por un lado
se sanea el negocio elevando a 45 céntimos el precio del metro cúbico, y por
otro se ordena que en cuanto sea posible, cese de administrar el Ayuntamiento.
En lenguaje vulgar quiere esto
decir que la Fábrica del Gas va a ser entregada en condiciones tales que un
negocio ruinosísimo se ha convertido en otro magnífico, soberbio. ¡Vender gas a
22 céntimos no es lo mismo que venderlos a 45!
Mientras el negocio fue una ruina,
para el Ayuntamiento. Cuando và a ser de una Empresa, a sanearlo.
¡¡ Que sea enhorabuena!!
***
Firmará hoy este artículo Leopoldo
Romeo en vez de Juan de Aragón, para poder decir con absoluta responsabilidad y
sin el amparo de un seudónimo unas cuantas verdades.
Siendo Gobernador de Madrid
decreté la devolución de la Fábrica del Gas y lo hice por ser un negocio
ruinoso para el vecindario madrileño. Pero como no convenía devolver asi la
Fábrica se alzó el Ayuntamiento de mi providencia, en vez de allanarse, y creyó
más patriótico seguir perdiendo millones cada año. Todo menos devolver la
Fabrica sin sanearla. Al mismo tiempo decretó la Alcaldía por Bando un aumento
abusivo de precio y todos saben cómo tramité el asunto. Dejé sin efecto el
acuerdo del alcalde. Nombré una Comisión de técnicos científicos, industriales
y mercantiles, y de consumidores para que estudiasen con todo detenimiento el
asunto y tuve el placer de resolver el pleito en bien de Madrid, ya que el
Ministro de Abastecimientos decreto de acuerdo con nuestra propuesta. Aquella
Comisión de que formaban parte los Sres., Sacristán, Luca de Tena, Ortega,
Moya, Toral, Navascués, Díaz Gutiérrez. Ucelay y Aleixandre, ingenieros y
contables meritísimos, realizó una labor muy concienzuda y su informe fue tan
completo que puede ser considerado como una obra de indiscutible valor
científico.
Ahora, ha sido otra cosa, no se ha
procedido así, y de un golpe, sin publicidad. Sin enterarse nadie, a cencerros
tapados se ha consumado el atropello y Madrid tuvo noticia de que el gas iba a
ser elevado de precio cuando apareció en la «Gaceta» de Real Orden.
¡¡ Que sea enhorabuena!!
***
Los señores Moya y Sacristán
harían un gran bien tratando del asunto en «El Liberal» y en «Heraldo de
Madrid», y el señor Luca de Tena, estudiándolo, en «A B C». Fueron miembros
dignísimos de aquella Comisión, conocen el asunto como nadie, y podrán, si quieren,
ilustrar a la opinión pública. Y de paso, podrían también decir si fue servido
el interés del vecindario, con celo y diligencia, por aquel hombre a quien
ahora le niegan hasta el saludo, sin otro pecado que estudiar el anticipo
reintegrable del mismo modo que estudió el asunto del gas.
El Sr. Moya es reputadísimo
ingeniero de minas; el Sr. Sacristán es uno de los mas inteligentes contables
de España, y el Sr. Luca de Tena goza de reputación envidiable entre los
ingenieros industriales. Su voto fue de calidad entonces y de calidad lo será
ahora; que los hombres no dejan de ser lo que son por disentir de criterio con
otros en ocasiones.
Les invito a que hablen,
rogándoles que no tomen la invitación como agravio. Con ello, acaso ganen mucho
los intereses del vecindario madrileño.
Conviene decir porque me opuse
rotundamente a elevar el precio del gas. Acababa de decretar la devolución de
la Fábrica y me parecía el colmo de la inmoralidad decretar a continuación la
subida del precio del fluido. Ayudar al Ayuntamiento, habría tenido disculpa,
aun administrando mal: pero sanearle un asunto a una Empresa privada a costa
del vecindario habría sido inconcebible. Por eso, para defender a Madrid me
negué a la elevación que pude autorizar de un plumazo y busqué el medio de que
el asunto fuese estudiado con todo detenimiento, nombrando a personas de
reconocido prestigio y de notoria respetabilidad, las cuales sabía yo que
defenderían los intereses de Madrid con todas sus energías.
Tal ira produjo en la Alcaldía mi
decisión de investigar la Fabrica y el no conseguir la elevación a 55 y a 65
céntimos. Según fuese gas para usos domésticos o industriales, que promovieron
ruidosos incidentes; pero la Fábrica fue investigada y el acuerdo de la
elevación anulado. Yo hubiese deseado que la resistencia hubiese sido mayor,
para haber podido demostrar con que facilidad puede un Gobernador que está
decidido a cumplir sus deberes hacer uso de las facultades que le conceden las
Leyes contra los alcaldes y Ayuntamientos que no las cumplen. Pero no fue
necesario. Sabían alcalde y el Ayuntamiento que la opinión pública estaba en
contra de ellos, y a mi lado, y no se atrevieron a darme la batalla. En vez de
ser ellos, era yo quien la daba. Y la gané.
¡Menudo negocio habría sido para
la Fábrica del Gas encontrarse con el precio del fluido a 55 y a 65 céntimos!
Aquella vez, no se pudo decir a la
Fábrica: “¡Que sea enhorabuena! La enhorabuena la recibió el vecindario y el
gas fue elevado en la justa medida demandada por la realidad, ahorrando al
vecindario cerca de seis millones de pesetas al año.
***
El día 6 de abril era dictada una
Real Orden dándome la razón en todo cuanto había actuado y se me facultaba para
adoptar medidas extremas, aquellas a que alude el Reglamento de 24 de noviembre
de 1916. El precio máximo se fijaba en 35 céntimos metro cúbico y el
Ayuntamiento acató lo mandado, por saber que, si hubiese tardado sólo
veinticuatro horas en acatarlo, habría tomado posesión de la Fábrica con plena
responsabilidad el Gobernador de la Provincia.
Por si esa era poco, aun hizo más
el Gobierno, pues la Real Orden decía:
“4º Que se haga saber al alcalde
de Madrid el desagrado que ha producido la lectura del escrito en que formula
su voto particular, en cuanto al párrafo segundo del epígrafe III, por la forma
absolutamente desusada e irrespetuosa, de. Su redacción, apercibiéndole de que
no será tolerada en lo sucesivo ninguna otra falta análoga de la consideración
necesariamente debida al ministro.»
Así defendí los intereses del
vecindario madrileño, ayudado por aquella Comisión meritísima, a la cual ni
siquiera se le dieron las gracias de Real Orden por el Gobierno que sucedió al
dimisionario. Madrid se olvidó también de que aquella Comisión le había
economizado seis millones de pesetas anuales y el único estimulo que tuvo fue
leer una Nota Oficiosa que decía:
«Calculando un consumo de 50.000
metros cúbicos diarios, representa la diferencia 35 a 65 céntimos ,30
multiplicado por 50.000 o lo que es igual, 15.000 pesetas diarias.
Al año son 15.000 pesetas,
multiplicadas por 365 días, o sea un total de 5.475.000 pesetas.
Es decir, que el Ayuntamiento de
Madrid intentaba cobrar indebidamente cobrar indebidamente a los consumidores
de gas esos millones. La diligencia la y energía con que fue nombrada la
Comisión Inspectora, sin atemorizarse por las protestas del alcalde; el celo y
civismo con que esta Comisión desempeñó sus funciones; la cooperación gallarda
que prestaron al Gobernador el Presidente de la Audiencia y el Delegado de
Hacienda, votando con él en la Junta Provincial de Subsistencias y la
resolución del Ministerio de Abastecimientos aprobando la propuesta de la
Junta, han librado al vecindario de ese nuevo y disfrazado impuesto municipal.
Todos ellos han cumplido con su
deber; pero la Comisión Inspectora merece especialmente un caluroso, elogio, y
Madrid estero debe tributárselo sin regateos, pues gracia a su luminoso e
imparcial trabajo se ha podido llegar a este resultado.
El Sr. alcalde, que calificaba los
cálculos del Gobernador Civil de entretenimientos de física recreativa, en su
conferencia celebrada en el Teatro Español, se habrá convencido ya
sobradamente, de que asuntos tan serios como este del gas no pueden ser tratados
ni tan en broma ni con tanta ligereza, aun cuando quien los trate sea un
alcalde popular.”
Ahora todo ha cambiado y el gas
está ya a 45 céntimos.
¡Que sea enhorabuena!
***
¿Qué va a resultar de todo esto?
Pues en pocas palabras lo diré: Que dentro de poco cuando la Fábrica del Gas
vaya a poder de quienes la han comprado recientemente, hace unas semanas, se
encontrara saneando el negocio, pudiendo vender el gas a 45 céntimos. ¿Esta
claro? Al vecindario madrileño... ¡que lo parta un rayo!
Los compradores, los felicísimos
compradores, han realizado un negocio loco y deberán gratitud enorme a quienes
han sabido elevar el precio del gas en 10 céntimos por metro cúbico. Cuando
reciban la noticia quienes vendieron la Fábrica se quedarán atónitos, pues
cuando ellos intentaron la subida escucharon un rotundo «imposible». El
imposible se convirtió en posible realidad en cuanto la Fábrica ha pasado a
otras manos. ¡Que sea enhorabuena!
Calculando en 50.000 metros
cúbicos la cantidad de gas vendida cada día, resulta que el aumento de los 10
céntimos representa
Al día... 5.000 pesetas.
Al mes. 150.000 pesetas.
Al año. 1.825.000 pesetas.
Esa cifra de 1.825.000 pesetas
representa el 5 por 100 de 36.500.000 pesetas. Es decir, que el regalo que se
le ha hecho a la Fábrica del Gas, no al Ayuntamiento, ha sido de 36.500.000
pesetas, ya que unos ingresos de 1.825.000 pesetas son la renta al 5 por 100 de
ese capital.
Las gentes, poco aficionadas a
hacer cuentas, no reparan en la importancia de muchos pocos. Oyen hablar de 10
céntimos y creen a veces que esos 10 céntimos son unos miles de pesetas.
Subir el precio del gas ha sido
cosa fácil en cuanto no ha habido autoridades que estudian los asuntos con
detenimiento; pero bajarlo será más difícil, pues en España todo lo transitorio
se convierte en definitivo si es perjudicial.
Ya lo saben los lectores. El
regalo hecho a la Fábrica del Gas representa el interés al 5 por 100, de
36.500.000 pesetas.
Ii Que sea enhorabuena!!
***
Si el Ayuntamiento hubiese de
continuar explotando la Fábrica acaso habría callado, pues al fin y al cabo iba
el dinero al Municipio: pero como la Fábrica va a ser explotada por una Empresa
particular, a la cual se ha hecho ese regalo, sería punible el silencio.
Y nada más, como no sea volver a
felicitar a los afortunados protectores edilicios y gubernamentales de la nueva
Empresa y a ésta.
¡Que sea enhorabuena!
LEOPOLDO
ROMEO
(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do
No hay comentarios:
Publicar un comentario