lunes, 3 de febrero de 2025

A094 DESPUES DE LA DERROTA ELECTORAL

 

  

La Correspondencia de España, 9 de febrero de 1920 (1)

UNAS LINEAS

DESPUES DE LA DERROTA

Algunos señores han hecho cuanto les ha sido posible por impedir que triunfase en las elecciones municipales, empleando todo género de recursos, lícitos e ilícitos, de categoría electoral unos y de orden tabernario otros.

Los 1.300 votos que he obtenido en las secciones donde no les fue posible «operar», sin tener yo ni interventores, y que no me pudieron quitar, son el testimonio más elocuente de las monstruosidades a que han recurrido algunos señores. Una de ellas ha consistido en decir en los colegios que me había retirado, y otra en dar multitud de candidaturas con mi nombre y el suyo, teniendo otra disimulada debajo con sólo su nombre. Al doblarlas escamoteaban hábilmente la de encima, y el elector la entregaba creyendo que era otra. En varios colegios me han timado de ese modo más de 500 votos. Las rondas han sido empleadas como nunca, y imágenes en un colegio impidió votar uno de mis hermanos a más de 15 electores falsos. Otras porquerías han sido puestas en práctica, para demostrar, sin duda, que de raza le viene al galgo ser rabilargo.

Como para muestra basta un botón ci.taré el caso de una sola sección, la 17, en la cual votaron 308 electores. Está situada en la Plaza de la Moncloa y comprende Écija, Altamirano, Ferraz, Lisboa, Moncloa, Rosales, Moret y Romero Robledo. Sin duda para emular los tiempos de Romero Robledo, nombre final de la sección y la época de los siete niños de Écija, nombre inicial, tuve allí 16 votos. No tiene nada de extraño, pues el Sr. Muro, compañero de candidatura del Sr. Díaz Agero, que alcanzó 124, sólo obtuvo 29.

Lo más gracioso del caso es que me consta de un modo indubitado estaban decididos a votarme la noche anterior a la elección, y aun juraría que creyeron haberme votado por lo menos un centenar de electores, por estar recomendado a ellos muy eficazmente por varios profesores de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, por no pocos doctores del Instituto Rubio, por otros del de Alfonso XII, por algunos funcionarios de Prisiones, a quienes siempre he servido, y por influyentes vecinos de la barriada. El milagro de cambiar las papeletas fue operado con gran habilidad, librándose solamente del cambiazo, los mauristas, sin duda conocedores de lo que podía pasar. Así sucedió en otras varias secciones, logrando de ese modo robarme medio millar de votos.

A los 1.300 señores que me han votado, y a quienes les hayan recomendado que me votasen, les envío el testimonio de mi gratitud y les ruego me manden en todo cuanto yo pueda servirles.

 A los otros, no estará de más advertirles que la vida es larga y que yo tengo una virtud: saber esperar. ¡ Jamás he disparado sin tener la certeza de derribar la pieza! 

LEOPOLDO ROMEO

(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

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