La Correspondencia de España, 4 de
enero de 1917
Replica a “La Tribuna”
Un señor que firma N.I.D. contesta
en “La Tribuna” a mis artículos, lo hace con gran corrección, y desde de su
punto de vista emplea argumentos apropiados; pero me atribuye cosas que yo no
he dicho.
Yo he reconocido, reconozco y
reconoceré, por consignarlo el derecho escrito, que los beligerantes pueden
visitar, apresar y conducir ante un Tribunal de Presas los navíos neutrales que
lleven contrabando. Pero he sostenido, sostengo y sostendré que solo hay
derecho para destruir la nave neutral cuando compromete la seguridad del barco
capturador y no puede llevarla a puerto. Eso he escrito y suplico al señor
N.I.D. que no me atribuyan otras afirmaciones.
Lo que si he hecho ha sido
estudiar la teoría del contrabando, para deducir que el espíritu alemán solo
consideraba antes de la guerra como contrabando absoluto el indiscutible
material de guerra; pero nunca las primeras materias, susceptibles de transformación
para usos industriales pacíficos. Me dolía y me duele de que los beligerantes
pongan trabas al comercio pacifico español, y reconocimiento que ni hay mas ley
que la fuerza, protestaba y protesto de que sea empleada contra una nación
débil y no contra los pueblos fuertes, como los Estado Unidos.
Han sido torpedeados barcos
cargados de cebollas, de naranjas, de uvas, de minerales de hierro, de piritas
de cobre, y eso no es contrabando absoluto. Aun siéndolo , nunca habría derecho
para destruir la presa, ya que Alemania, buscando justicia internacional que la
pusiera a cubierto de posibles parcialidades, hizo cuanto pudo por la creación
de la Corte Suprema de Presas.
Yo no negaré nunca el derecho a
capturar; pero hará bien el señor N.I.D. en no defender el derecho a destruir,
porque no tiene defensa posible.
Cuando se puede llevar una presa a
puerto, es una inhumanidad echarla a pique. Se destruye por el placer de
destruir. Eso es lo que censuro, y contra eso protesto, invocando textos
legales.
Por lo demás, cada cual seguirá creyendo que tiene razón, y yo deplorando que haya españoles capaces de decir, influidos sin duda por pasional irreflexión, que hacen bien los alemanes echando a pique nuestros barcos. De ello protestaré, aun cuando ciertas afirmaciones, disculpables y aun plausibles en labios beligerantes, no tienen defensa posible cuando salen de bocas españolas.
LEOPOLDO ROMEO
https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do
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