lunes, 3 de febrero de 2025

A091 EL TRIGO ARGENTINO

 

 

CUANDO SE ANUNCIA UN NUEVO CONCURSO PARA COMPRAR TRIGO SE ESTAN PUDRIENDO EN LA ARGENTINA MILLARES DE TONELADAS.

La Correspondencia de España, 6 de febrero de 1920 (1)

EL TRIGO ARGENTINO

El correo de ayer me trajo una carta de Buenos Aires firmada por uno de los españoles más prestigiosos de la Argentina. Se trata del Sr. Gomara director de El Diario Español. En esa carta se dice entre otras cosas lo siguiente:

«Aplaudo sin reservas su severa amonestación al Gobierno, en la Prensa y en Congreso, por abandono de lo más urgente intereses como las subsistencias del pueblo. Para reforzar acción le adjunto lo que escribí hace un año cuando creímos se enviarían buques; pero poco fue lo remediado.»

Recordarán los lectores que en repetidas ocasiones me he ocupado de este desdichado asunto, en estas columnas y en el Congreso. Todo ha sido inútil y a la hora presente ha sido imposible saber ni una sola palabra acerca de las compras de trigo. Seguimos ignorando cuánto trigo se compró, cuánto costó, cuánto ha sido traído a España, cuánto se ha perdido, cuánto han costado los almacenajes y cuánto queda en la Argentina. Mis acusaciones concretas, claras, han quedado en pie, y ésta es la bendita hora en que a nadie le ha sido exigida responsabilidad.



Lo único que he logrado ha sido leer y escuchar que no sabía lo que me decía.

El Sr. Gomara confirma en su carta cuanto he afirmado, y como no me gusta escribir nada que no sea exacto, voy a copiar lo que decía ese señor acerca del asunto:

«El Gobierno español tiene en diferentes depósitos 400.000 toneladas de trigo, adquirido en esta plaza, que le cuestan 56.00 000 (cincuenta y seis millones) de pesos, moneda nacional argentina.

La adquisición de ese cereal ha respondido, indudablemente, a urgentes e imperiosas necesidades del pueblo español, y, sin embargo, demostrando «una contradicción flagrante y un abandono culpable», que sólo puede explicarse por la constante interrupción administrativa que supone el cambio de Gobiernos y funcionarios, «ese trigo y el enorme capital que supone, y, sobre todo, las apremiantes necesidades del pueblo español, que debían salvar», están abandonados desde el mes de Julio, «recargándose el valor del trigo en tres millones por el pago de almacenaje».

Hace una extensa serie de consideraciones acerca de la política seguida por los Gobiernos españoles, y dice a continuación:

«Los hechos que comentamos le deben probar que no hablábamos por pasión ni nos quejábamos de vicio, pues «del mismo modo que, mientras el pueblo de la Península pasaba necesidades, se tenía por aquí abandonadas 400.000 toneladas de trigo y perdiéndose 56.000.00 de pesos, se descuida el aún mayor capital moral y material que representa la vinculación viva de España con América por medio de sus hijos aquí radicados, no habiendo conseguido tan sólo que se haga o adquiera aquí la necesaria Casa de España».

Sin embargo, no es por pobreza ni falta de medios, sino de atención y voluntad puesto que “solo en recargos y almacenajes, el Estado español acaba de tirar a la calle 12.000.000 de pesetas, en este negocio del trigo».

¡Qué magníficos palacios podía tener España aquí, Uruguay, Chile, etc., con la mitad de ese dinero!

Desde que eso imágenes escrito, ¿cuántas toneladas más han sido compradas? ¿Cuántas han sido traídas? ¿Cuántas quedan?

¡No lo sé! ¡Nadie lo dice! Solo sé que allí queda-¡¡¡ o debe quedar!!!- mucho trigo, si no se ha podrido ya del todo, y que se continúa pagando almacenaje. Tampoco se a cuantos millones se elevan los nuevos derechos de almacenaje o depósito. ¡Nadie lo sabe tampoco! Y por no saber... ¡no se sabe ni si existe el trigo!

Lo único que se sabe es que el Tesoro lo pagó.

¿Qué dicen ahora quienes me acusaron violentamente asegurando que cuanto decía era inexacto? ¿Duraran aun?

Ahora, como siempre, no has cosa que cumplir con mi deber de periodista y de diputado.  Suyo son quienes callaron como muertos en los periódicos y de diputado. Quienes no cumplen con el suyo son quienes callaron como muertos en los periódicos y en el Congreso.

Y ahora dos preguntas: ¿Va a continuar en Buenos Aires el embajador de España? ¿Se va a atrever nadie a comprar más trigo en el extranjero hasta que no sea traído a España el ya comprado?

Sería injusticia imperdonable ocultar que ha habido en España un gobernante que se preocupó seriamente de este asunto, concediéndole toda la importancia que realidad tiene. Ese gobernante, que es S.M. el Rey, quiso informarse de la verdad y se informó. Y en cuanto se informó por testigos de vista, a quienes encargo de esa misión, ha puesto de su parte cuanto le ha sido posible para remediar en parte el año y para impedir que pueda volver a reproducirse.

Cuanto se ha realizado para defender los intereses de España ha sido debido a la iniciativa de S. M. el Rey, contra la opinión y criterio de varios políticos, y justo es consignarlo para que el país lo sepa. Una vez más se ha demostrado que Don Alfonso es mucho más independiente que los profesionales de la política, y que cuando se trata de defender los intereses de España sólo escucha una voz: la del deber.

¿Por qué no harán eso los políticos?

LEOPOLDO ROMEO

NOTA. –Aun estando enfermo fui ayer al Congreso para tratar de este asunto; pero fue imposible. A esa casa no se puede ir a tratar de nada que afecte hondamente a los intereses nacionales. Sirvan estas líneas de contestación a quienes puedan decir: ¿Y eso porque no lo trata usted en el Congreso? Tan e onto como el señor presidente me conceda el uso de la palabra, lo haré.

***

 

La Correspondencia de España, 7 de febrero de 1920 (1)

LO DEL TRIGO ARGENTINO

El señor Terán merece un aplauso muy sincero por la nueva orientación dada a las compras de trigo

La Real Orden aclaratoria del Real Decreto abriendo un concurso para adquirir 330.000 toneladas de trigo extranjero merece un caluroso aplauso. El Sr. Terán se ha dado pronto cuenta de la realidad, y ha variado radicalmente el sistema de compras, disponiendo que los concursos sean en Madrid, a la luz del día, en honesta concurrencia, en vez de hacerse a cencerros tapados, en la Argentina, sin saber siquiera cuando, ni como, ni a quien, ni a cuanto era adquirido el trigo. Es el señor Terán persona de historia muy brillante en su larga carrera, y con sólo esa Real Orden ya habría bastante para perdonarle que haya tardado tantos días en abordar el tema. Justicia obliga, y se la hago.

Por lo mismo que el Sr. Terán está libre de toda culpa y de toda responsabilidad, está obligado a llevar al Parlamento todos los antecedentes relacionados con el trigo argentino, para que España sepa de una vez y para siempre qué ha sucedido en ese asunto. He dicho en todos los tonos que la responsabilidad no existe en España, como no sea por no haber tenido energía para aclarar el misterio. El Sr. Ventosa se limitó a ordenar las compras e hizo bien, pues escaseaba el trigo. Sus sucesores tienen sólo culpa por no haberse sabido imponer para que el trigo viniese. Por eso precisamente es preciso aclarar cuales han sido las causas que han impedido traer ese trigo. Y al mismo tiempo, es de todo punto necesario averiguar qué razones obligaban a los barcos a no poder cargar en cuanto llegaban, y, en ocasiones, a salir de la Argentina sin el completo de la carga. Así, por ejemplo, se han dado casos de venir un barco con sólo una parte de trigo, y el resto con carga de maíz para particulares.

El caso a dilucidar es bien claro. Saber cuánto trigo ha venido, cuánto hay aún en la Argentina y a qué imágenes debido el pagar 12.000.000 de pesetas por almacenaje -eso hasta 1919 -, según repetidas veces ha escrito «El Diario Español», de Buenos Aires, órgano prestigiosísimo de la colonia española. Yo no quiero hacer caso de las cien mil versiones que circulan. Son asuntos muy delicados, se puede incurrir, sin quererlo, en peligrosas difamaciones, y me limito a decir que es preciso aclarar cuanto antes dónde están las toneladas que faltan, y las causas de haber pagado tantos millones por almacenajes. Todo lo demás es accesorio, y no importa, para el fondo del asunto, saber si es cierto o no que ya hace mucho tiempo que no ignoraban los Gobiernos la existencia de esas informalidades administrativas, sin atreverse a descorrer el velo por temor al escándalo. Tampoco importa conocer si es exacta o no la versión que atribuye cuanto sucede a protecciones de que disfruta el supuesto responsable del desdichado almacenaje. Todo eso es episódico, y la esencia está en conocer el número de millones que España ha perdido y los nombres de los responsables. Según son echadas las cuentas, se llega a un número o a otro de millones; pero todas arrojan un número tan crecido, que ya debería bastar para que los señores diputados concediesen al asunto la importancia que en realidad tiene.

Aprovechando un momento hábil, minutos antes de ser levantada la sesión de ayer, inicié el asunto en el Congreso para darle estado parlamentario. El Sr. Argente pidió la palabra, y es seguro que ilustren a la Cámara también los demás ministros y acaso también el Sr. Rodríguez Viguri, que tiene datos muy elocuentes acerca del asunto. Tal como está planteado el debate, no tiene más remedio el Gobierno que llevar al Congreso los datos pedidos, y es seguro que el país llegara a saber que ha sucedido en el asunto.

 Por mi parte, creo haber cumplido con mi deber. Desde que inicié este asunto no he cesado de estudiarlo hasta poder desentrañarlo a conciencia, y hoy puedo decir que estamos llegando ya al final de la jornada, pues la hora de administrar justicia se aproxima.

Y nada más, como no sea repetir una vez más que a algunas cotorras políticas y a algunos diarios que se titulan defensores del pueblo les importa por lo visto muy poco que alguien se trague los millones del Tesoro, mientras el muere de hambre. ¡Dios mediante, de todo se hablará!.

LEOPOLDO ROMEO

***

 La Correspondencia de España, 7 de febrero de 1920 (1)

VIDA PARLAMENTARIA

En el Congreso (final de la sección de ayer)

Lo del trigo argentino. El Sr. ROMEO pregunta al Gobierno si es cierto que ha sido relevado el embajador de España en la Argentina, y si la compra y transporte de trigo argentino ha sido la causa de ese relevo.

Añade que se han comprado en la Argentina 400.000 toneladas de trigo, que han costado 56 millones de pesos.

¿Cuántas se han traído a España, cuántas quedan, cuántas se han podrido?

No lo sé: pero sí sé que el año pasado se habían pagado 12 millones de pesetas por derechos de almacenaje.

Y mientras esto ocurre, en varias provincias españolas falta el trigo.

Hay que saber si existe o no ese trigo argentino, y, en el primer caso, por qué no se ha traído ya.

También desea saber por qué imágenes interrumpida la política de transportes iniciada por el conde de Romanones, que ordenó que el trigo fuese traído a España.

El Sr. ALLENDESALAZAR: No es cierto que el embajador nuestro en la Argentina haya sido relevado, y, por lo tanto, la segunda parte de la pregunta queda también contestada.

En los demás puntos señalados por su señoría, como atañen a varios Gobiernos, no los puedo responder en este momento.

El Sr. ROMEO rectifica y dice que no es su ánimo dirigir cargos a este Gobierno; pero se dirige a él porque es el que puede darle las respuestas pedidas, ya qué en algún ministerio obrarán los antecedentes.

Se acuerda que se cubran las vacantes que existen en las Comisiones permanentes y que el Congreso se reúna en Secciones el martes próximo.


(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

 

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