miércoles, 29 de enero de 2025

A053 PARA AFRICA NI UN HOMBRE NI UNA PESETA

 


La Correspondencia de España, 18 de diciembre de 1912 (1)

EL TRATADO

EXPLICANDO MI VOTO

Voté ayer contra la ratificación Tratado hispano-francés, o mejor del dicho contra la autorización para ratificarlo.

Si el voto de ayer hubiese sido un voto a favor de la labor diplomática realizada por el Sr. García Prieto, habría votado en pro, porque he sido testigo de mayor excepción para poder apreciar el talento, la asiduidad, el celo, el estudio y la lealtad con que ha procedido durante las negociaciones. Esclavo de su deber, ha cumplido su cometido a conciencia, y como negociador. yo le aplaudo.

Pero no se trata de eso. Hace quince años que escribo sobre Marruecos. Creo honrada y firmemente que aquello no vale una peseta, que nos arruinará, que sólo nos servirá para traernos lágrimas, y con arreglo a mi conciencia voté en contra, porque votar en pro equivaldría á rectificar la labor de toda mi vida.

El mal ya está hecho. Yo no seré promovedor de dificultades porque el hecho consumado hay que aceptarlo; yo no fomentaré peligrosos estados de opinión; yo no echaré leña al fuego; pero yo quiero poder decir el día de mañana, cuando muchos lloren, que ni como periodista, ni como diputado, colaboré en esa empresa de dolores.

Y a quienes en la Cámara se extrañaron de que yo votase con un «no» categórico, sólo les diré, que me infirieron agravio al suponer que yo podía votar "si”.

Si yo hubiese votado «sí», habría merecido que las gentes no me mirasen a la cara, porque las gentes, lo menos que pueden exigir de quienes con ellas conversamos desde los periódicos, es una cosa: formalidad.

¡Bonita formalidad hubiese sido pasarse la vida diciendo que para Marruecos «Ni un hombre, ni una peseta», ¡para luego ir al Congreso a votar “si” como un adulador inconsciente!

Ahí queda explicado mi voto. Y aquí queda también consagrada mi respetuosa alabanza para el Sr. García Prieto, de quien tengo tan alto concepto político y social, que si yo algún día decidiese adscribirme a determinada bandería, derecho a la suya me encaminaría, porque honra y no pequeña tendría en nombrarlo dueño y señor de mi albedrio y en que él como a su servidor me aceptase.

Todo ello, por supuesto, decidido a cortarme la mano derecha antes de escribir una sola línea en loor de la política africana, porque mi pluma seguirá escribiendo, que, para África, ni un hombre ni una peseta, aunque las pesetas y los hombres nos los pidan con el sofisma de que, si no los damos, por impotentes pasaremos.

ROMEO



(1) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMPROMETER LA PAZ DEL ESTADO POR GIBRALTAR

  Una instrucción   por el Juzgado de Instrucción del Distrito de Palacio de Madrid contra Leopoldo Romeo Sanz, natural de Zaragoza, direct...