El
Pueblo Vasco, 3 de noviembre de 1912 (1)
La
moneda de “siete” céntimos.
Leopoldo
Romeo ha dirigido al Congreso una petición muy interesante, y a la cual, sin
vacilar, nos adherimos.
El
diputado por Zaragoza y director de “La Correspondencia de España” hombre lleno
de iniciativa y en cuya fertilidad de imaginación hay siempre una gran base de
sentido práctico, pidió que se retirase de la circulación la monedilla de dos céntimos
y que en cambio se acuñase moneda de siete céntimos, mucho menos perdidiza y
muchísimo más útil.
La
idea sorprendió en un principio; pero luego se ha caído en la cuenta de que
responde a una positiva necesidad y de que proporcionará a los consumidores
humildes economías relativamente considerables.
He
aquí cómo justifica su proposición el señor Romeo:
«Pedí
eso por varias razones. Porque las monedillas de dos céntimos son molestas y se
pierden. Porque nadie las tiene. Porque no son manejables. Porque son difíciles
de contar. Porque con el actual sistema, de cinco céntimos se pasa de hecho a
diez, y las cosas que valen cinco céntimos y fracción son tasadas siempre en
diez para quien las compra.
La
moneda de siete céntimos tendría la ventaja de ser manuable, cómoda, fácilmente
contable y susceptible de todo género de combinaciones. Dando 10 céntimos y
recibiendo 7 céntimos, moneda contra moneda, pagaríamos 3 céntimos. Con una de 7 y
otra de 5, pagaríamos 12 céntimos. Con dos de a 7 céntimos formaríamos 14. Con 3
de a 7, que hacen 21, podríamos pagar 11, devolviéndonos una pieza de a 10, Con
dos de a 7 y una de a 15 pagaríamos 19 céntimos. Y así sucesivamente, siendo
muy rara la fracción que no puede ser regulada exactamente
Esa
moneda sería muy práctica para pagar muchas cosas que no pueden ser dadas en
cinco céntimos, pero que no valen diez. Trayectos de tranvía, artículos de uso
corriente que son caros a diez céntimos serían baratos a siete céntimos. Y
todos ganarían.
Los
pobres, sobre todo, obtendrían notorios beneficios, y yo creo que nadie
perdería con la reforma.
La
acuñación sería sencilla y rápida, pues acuñar una moneda de siete céntimos es
tres veces más rápido que acuñar tres de a dos céntimos. Podrían ser un poco
mayores que las de cinco céntimos, diferenciándolas con un taladro. Así no habría
peligro de confusión.
Todos
ganarían con esa innovación, y ya no sería posible cobrar 15 céntimos por 12, o
10 por 7, alegando «que no hay centimillos»:
Doy
estas explicaciones porque las creo necesarias para la exacta comprensión de lo
que propuse, y que espero será del agrado del público.
Debe
serlo, por lo que le aventaja.
Autor de una proposición de ley, de la cual tienen ya conocimiento nuestros lectores, indicando la acuñación de una moneda de siete céntimos.
El Correo de Galicia de 18 de noviembre de 1912 (2)
El
diputado a Cortes y director de La Correspondencia de España, D. Leopoldo Romeo,
es autor de una proposición de ley, de la cual tienen ya conocimiento nuestros
lectores, indicando la acuñación de una moneda de siete céntimos.
A
los reparos que se han hecho para la nueva acuñación, ha contestado el señor Romeo,
con los siguientes argumentos, que prueban la bondad de su proposición.
“Creyeron
muchos que seria necesaria la moneda de uno y de dos céntimos, y no hay tal
cosa. La moneda de siete céntimos, substituye en absoluto, y con ventaja, a las
monedas de uno y de dos céntimos, haciéndolas innecesarias para las
transacciones comerciales, ya que con la de siete céntimos pueden ser
completadas exactamente todas las fracciones desde uno hasta nueve.
“La
lectura del cuadro que va a continuación demuestra como pueden ser pagadas las
fracciones de céntimos, y como no fue ligereza mi iniciativa sino producto de
un meditado estudio.
Para
pagar |
Se
dan |
Se
reciben |
1 |
21 |
20 |
2 |
7 |
5 |
3 |
10 |
7 |
4 |
14 |
10 |
6 |
20 |
14 |
8 |
15 |
7 |
9 |
14 |
5 |
Por
si no fuesen bastantes las ventajas de tener una moneda capaz de servir para
pagar todos los picos de 1,2,3,4,6,7,8 y 9 céntimos sin necesidad de céntimos,
aún hay otras muchas, fácilmente apreciables.
“Por
lo pronto, ganaría el Tesoro público unos cuantos millones: la diferencia entre
el valor del cobre y de la moneda. Y el público tendría una moneda grande
manejable, intermedia entre los 5 y los 10 sentimos, capaz de abaratar el
precio de muchos artículos de consumo que, al ser fraccionados en su peso o en
su medida, son tasados en 10 céntimos, cuando en realidad valen solo siete u
ocho.
No
habría entonces la disculpa de replicar que no se tenia centimitos para
devolver, y con monedas de 5, de 7 y de 10 céntimos serian hechas todas las
combinaciones imaginables.
Creo
que con estas líneas queda el asunto perfectamente aclarado y que nadie
replicara ya, pues la reforma propuesta es tan razonable y tan ventajosa, que
todo el mundo debe aplaudirla, no por ser mía, sino por ser buena.
***
La Idea Moderna, 9 de marzo de
1917 (2)
La constancia con que D. Leopoldo
Romeo viene defendiendo, desde hace años, la creación de la moneda de cobre de
siete céntimos, ha tenido al fin la recompensa de ser incluida
la acuñación de ese tipo de moneda entre las autorizaciones únicamente
concedidas al Gobierno por las Cortes. Eso deberá la prensa al ilustre
periodista.
***
La Correspondencia de España, 6 de julio de 1918 (3)
Se reitera la creación de la
moneda de 7 céntimos
La moneda de siete céntimos.
También acordó reiterar al
Gobierno la petición de la creación de la moneda de siete céntimos, iniciada
por Leopoldo Romeo, como medio de hacer llegar al público algunas rebajas, que
hoy no es posible por la carencia de monedas de uno y de dos céntimos.
***
El
Diario de Pontevedra, 13 de julio de 1918 (2)
Vuelve
a agitarse por algunas Cámaras el proyecto de acuñación de la moneda de siete
céntimos, que ha ideado el diputado don Leopoldo Romeo.
Entienden
algunas de dichas entidades que ese es el único medio de hacer llegar al
publico algunas rebajas de artículos que no pueden hacerse efectivas por falta
de céntimos.
(1) https://liburutegibiltegi.bizkaia.eus/
(2) https://biblioteca.galiciana.gal/gl/inicio/inicio.do
(3) https://prensahistorica.mcu.es/es/inicio/inicio.do
Imagen de Pixabay.com
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