viernes, 24 de enero de 2025

A030 HARKA PERIODÍSTICA

 

HARKA PERIODÍSTICA

 

La Correspondencia de España, 4 de septiembre de 1909

Cuando no podía ir a Melilla para pasar una noticia se trasladaba a Chafarinas para enviarlas desde allí

Los periodistas en Melilla

El redactor corresponsal de La Unión Mercantil, de Málaga, en Melilla, traza una breve silueta de cada uno de los compañeros que formen la «harka periodística», como llaman humorísticamente a los representantes de la prensa en la plaza africana. Hélas aquí:

Mencheta (D. Francisco) es una bellísima persona, que pone al día cinco mil telegramas de quince palabras, en recortes de papel, y conserva uno del que la censura le borro hasta la firma.

De La Correspondencia de España, Rodríguez de Celis, único que estaba el día 9, cuando el primer suceso. Lleva una campaña brillantísima. L. Romeo, el director, que cuando no puede pasar noticias por Melilla, coge su barco, se va a Chafarinas, y por allí las pasa. Les acompañan Rittwagen, gran africanista, y Mata que empieza ahora su carrera periodística, y que ha aprendido a nadar en un día.

De ABC, Actualidades y Blanco y Negro, Sánchez Ocaña, infatigable para telegrafiar y escribir las crónicas más interesantes. Hasta por la noche lleva la gorra con la cogotera. Alba y Goñi son los fotógrafos de la empresa y han fotografiado hasta el Gurugú por la noche, Tur es corresponsal de plantilla de ABC. Como es viudo, y no mal parecido, tiene un partido asombroso entre el bello sexo. Es quien acompaña a todos y conoce a todo el mundo.

De Heraldo de Madrid, Rocamora que no le teme a las balas, y cuando silban a su lado las saluda como si fueran amigas, y Alfonso el fotógrafo, que ha gastado ya el objetivo que traía en la máquina, y por eso no salen bien los clichés. Ahora les ayuda en las informaciones la imponderable «Colombine», en cuyo honor se celebran fiestas en el cuartel del zoco por la noche.

De El Imparcial, su director, D. Luis López Ballesteros que larga cada crónica telegráfica que parte al empleado que tiene que transmitirla.

De El Liberal, Répide, cultísimo escritor, de admirable estilo, y Bejarano, gran cronista y perito en asuntos tácticos de la campaña.

De El Globo, Urquijo, un guasón de primera fuerza, que hace crónicas con lapiz-tinta, sentado en el escalón de la plaza de los Aljibes, por no perder de vista a las niñeras.

De Diario Universal, el Dr. Ruiz Albéniz, joven, simpático, cronista, cantor y que se escribe ocho crónicas diarias hablando del interior de Marruecos.

De El Mundo, el imponderable e ilustre autor Enrique López de Alarcón que, con su forma de hablar, es capaz de convertir un duelo en una juerga.

De Nuevo Mando, Campúa que, cuando llega el momento, lo mismo tira placas, que tira tiros, que fotografía á Mencheta catorce veces en un día.

De El Universo, el amigo Leal que escribe diariamente cuatrocientas cuartillas y, como es administrador de Correos, no pierde un envío.

De El Ejército Español, Dato que ha hecho brillantes y detalladas informaciones de todos los campamentos. A lo mejor, no sabemos de él días enteros, y es que está contando los tirantes del globo.

De Los Sucesos, Arija que es capaz de publicar un cliché donde se crea que el Gurugú fue tomado en julio y hasta publicar un relato detallado de ello. Y si no que se lo pregunten á Mata.

De la Agencia Fabra, el amigo Pelayo, el cual cree que la censura tiene preferencias con algunos corresponsales que ostentan representación nacional, y por eso está tan negro como al carbón.

De LAS PROVINCIAS, de Valencia, Eduardo López Chavarri. Es lo más simpático que aquí ha venido. Es escritor chispeante y poético, gran caricaturista, maestro de música y alma de la Exposición de Valencia, Pero en cuanto ve una confitería no hay quien le detenga. Entra en ella y, por la noche, indigestión segura. El otro día, como no encontró agua de Vichy, compró agua de Colonia.

De La Vanguardia, de Barcelona, un cronista de verdad, que ha ido a todas partes, lo ha visto todo y convence a un compañero de la imposibilidad de un ataque nocturno á la plaza.

De El Correo de Andalucía, de Sevilla el joven Medina, que vino por sport, y lo mismo se dá que ocurran sucesos como que no.

De El Guadalete, de Jerez, Brocardo que hace cada información postal mucho más larga que el caballo que utiliza para sus excursiones.

Están también en Melilla el aludido redactor malagueño y ocho ingleses y franceses con señoras.

Lleva una campaña brillantísima. L. Romeo, el director, que cuando no puede pasar noticias por Melilla, coge su barco, se va a Chafarinas, y por allí las pasa.

https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=1000314958&posicion=1&presentacion=pagina

 


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