La Correspondencia de España, 27
de octubre de 1920 (1)
COMENTANDO
EL Ministerio de la Gobernación se
está pareciendo al Huerto de las Olivas: allí está Judas
El conde de Bugallal está asediado
por una legión de candidatos, y entre ellos, muchos harán con él lo que con
Jesucristo hizo Judas. Entró en el Apostolado y lo vendió por treinta dineros.
Por eso digo que el Ministerio de la Gobernación se está pareciendo al Huerto
de las Olivas.
*
Quienes allí van a diario a
cumplir los deberes informativos de su profesión, cuentan y no acaban de las
escenas incomprensibles que allí se desarrollan. Gentecillas que ayer
insultaban a Dato y, a Bugallal les besan las suelas de los zapatos al mismo tiempo
que abominan de Maura y de Cierva. Judas con Maura y con Cierva, serán también
Judas con Dato y con Bugallal, porque quien traicionó a un jefe, es capaz de
traicionar a todos en cuanto le sea ofrecida una merced. ¡Y no se recatan en
sus visitas, ni les asusta el comentario, ni temen al público desprecio! Para
ello, lo único interesante es obtener lo que se proponen, sea por el
procedimiento que fuere, y a obtenerlo lo sacrifican todo, incluso la propia
dignidad. Nacieron para ser Judas, y Judas son a toda hora en todo
momento. Acaso ya estén pensando en la traición futura y tal vez ya la tengan
cotizada. Hablan empleando palabras llenas de miel y luego... ¡A seguir
traicionando!
*
Harán muy mal los Sres. Dato y
Maura en dejarse seducir por las palabras falaces de esos Judas de la política,
perpetuos saltamontes que solamente viven en los campos donde esperan alcanzar
sabrosa pitanza, y harán mal, porque la traición es segura. El enemigo franco,
leal que combate a cara a cara, merece mucho mejor trato que el adversario que
se introduce en las filas enemigas para luego desertar de ellas y
traicionarlas. Los tiempos no están para admitir en los partidos políticos a
enmascarados ni a desleales, y el futuro partido conservador puede tener
serios disgustos si deja que en él tomen puesto quienes son capaces de
cotidiana deslealtad. Ya que el señor Dato dio la batalla gano, sería el colmo
de la demencia abrir las puertas, a los adversarios que han traicionado a sus
jefes, y mil veces sería preferible ver al enemigo conquistar puestos en lucha
noble, a cara descubierta, que regalarlos a los Judas políticos, indignos de
trato de favor, y sólo merecedores del desprecio de todos: de sus jefes antiguos
y de aquellos a quienes ahora rinden pleitesía para mendigar de sus bondades la
benevolencia o la protección necesarias para obtener un acta.
*
El pasado es siempre el mejor
maestro para el presente, y las deslealtades de ese pasado son la mejor prueba
de cómo serán las lealtades del presente y del porvenir. Durarán lo que dure el
miedo, y en cuanto pase el peligro serán lo que siempre han sido: Judas.
¡Qué bueno es Dato! ¡Qué bueno es
Bugallal! Saben que la traición les acecha y amorosos abren los brazos a los
traidores.
JUAN DE ARAGON
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