Una instrucción
por el Juzgado de Instrucción del
Distrito de Palacio de Madrid contra Leopoldo Romeo Sanz, natural de
Zaragoza, director del periódico "La Correspondencia de España" y
diputado a Cortes, en virtud de querella del Ministerio Fiscal por
comprometer la paz del Estado en el citado periódico.
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La Correspondencia de
España 14 de mayo de 1918
COMENTANDO
Propaganda ilícita
Desde hace
algún tiempo, los agentes germanizados han reanudado con inusitada actividad la
propaganda por medio de hojas volantes. Durante las últimas semanas, España
entera ha sido inundada por millones de escritos anónimos, en los cuales se
estampan conceptos que caen de lleno dentro del Código Penal.
Para muestra
de esa literatura, y para que el Gobierno se entere é intervenga en el asunto
como debe intervenir, copio a continuación una de esas hojas. Dice así:
«CUESTION DE
HONOR Y DE PROVECHO
¡Españoles! ¿Hasta
cuándo seguiréis ciegos, desconociendo vuestros propios intereses? ¿No os
habéis enterado todavía que tenéis ahora una ocasión magnífica para borrar la
mancha que viene ensuciando el honor de España desde hace más de doscientos
años? ¡La mancha vergonzosa de Gibraltar!
¿Cuánto tiempo
procuraréis refugiaros detrás de aquella frase embustera «neutralidad
estricta»?
No hay país en
Europa, excepto Grecia (y quizá algún, otro), que no se haya señalado por algún
rasgo de caballerosidad o patriotismo en la guerra actual. Los belgas no han
vacilado en exponer sus vidas y sus fortunas en defensa de la independencia de
su patria. Los serbios han hecho otro tanto; el propio Montenegro, país pequeño
y pobre, se ha sacrificado entero antes de someterse a una vergonzosa esclavitud.
¿Y España? ¿Es posible que España, país favorecido por la Naturaleza sobre
todos los países de Europa, poseyendo un ejército espléndido y costoso, con 200
generales y una oficialidad numerosa de «valor acreditado», no se atreva a
hacer un gesto para defender su patrimonio? ¿Es posible que España, tierra de
hidalgos, prefiera mantenerse en fin quietismo cobarde, mientras una bandera
extranjera ondea insolentemente sobre un pedazo sagrado de la Patria?
¡Españoles!
¡Pensad en vuestros antepasados: en el Cid, el Gran Capitán, los Reyes
Católicos y Felipe II, ¡de imperecedera memoria! ¿Qué opinión merecerá la
generación actual de españoles a aquellos héroes si se resigna a quedarse
quieta ante esta crisis mundial?
Gracias a
Dios, el antiguo valor de la raza no se ha extinguido completamente. Existen
todavía hombres de corazón, de la antigua estirpe de caballeros, que lamentan
el espíritu servil de sus compatriotas. El gran Mella, con elocuencia
insuperable, subraya constantemente la necesidad de arrebatar el Peñón al
enemigo soberbio é insolente. El gran Maura, en cada uno de sus discursos
incomparables, insiste para que de una manera o de otra Gibraltar vuelva a ser
español. Si las palabras tuviesen la eficacia de los hechos, el problema
hubiera sido resuelto hace tiempo; pero por falta de sentido patriótico en los
Gobiernos y de valor en los militares, Gibraltar sigue siendo inglés y la
soberanía de España sigue siendo mermada vergonzosamente.
¿Debemos,
pues, desesperar? De ningún modo. Allá en Berlín se encuentra un poderoso
amigo, que no deja de mirar con infinito cariño a España ¡ Su afán de justicia
es incansable! ¡Su amor a los españoles es invencible, su odio a nuestros
enemigos es implacable!
Ese gran
Señor, el omnipotente Emperador Guillermo II, persigue muchos fines en la
guerra, todos ellos en beneficio de la Humanidad; y por encima de todo, según
dicen las personas que han tenido el insigne honor de acercarse a El, anhela
la entrega de Gibraltar cuanto antes a sus dueños en derecho. El está
acechando una buena ocasión para devolver el Peñón a sus amigos los españoles,
ocasión que ha de proporcionarle un día no lejano la victoria decisiva de
Alemania
¡Españoles! ¿Seguiréis
siendo indiferentes a tanto altruismo, a tanta nobleza de corazón? ¿Podéis aún
vacilar en poneros resueltamente al lado de vuestros verdaderos amigos?
¡No puede ser!
Un buen
servicio merece otro. El Mundo tiene la vista puesta en vosotros; y hoy está
diciendo en voz baja lo que dirá el día de mañana en voz muy alta: «Si los
españoles no aprovechan el momento presente para recuperar el Peñón, es que no
tienen vergüenza».
"Es
hora de obrar!»
La lectura de
las anteriores líneas sugiere muy tristes comentarios. El más triste, se relaciona
con la pasividad de las autoridades, que toleran santa y resignadamente el
reparto de esas hojas, que no son otra cosa que una descarada excitación a la
guerra.
La osadía de
los germanizantes y de sus germanizados a sueldo, no tiene límites, son muchos
los que opinan que ha llegado ya el momento de salirle al paso, a menos de
opinar que es licita la colaboración de altos representantes de la diplomacia,
con los redactores de las hojas volantes.
Como el asunto
es sobradamente delicado nada más digo por hoy, limitándome a excitar el celo
de las autoridades para que pongan cotó á tan criminal propaganda.
JUAN
DE ARAGON
Imagen: pixabay.com